¿Qué sentido tiene que cada vez que los médicos se cogen sus vacaciones aparezcan siempre los mismos problemas de mala planificación y mala dimensión de las plantillas? Llega agosto y los médicos, sobre todo en los lugares de playa, se ven sobrepasados por la carga de trabajo. Y además, esto repercute en la asistencia a los pacientes.
Año tras año es el mismo cantar. Imaginemos la siguiente situación: si hay listas de espera largas ya para realizar una operación y la misma la tienes programada para el mes de agosto, cosa bastante improbable, pero bueno se da esa situación, como la planificación del hospital no haya contado con las vacaciones de su personal, puede motivar que la misma sea clausurada y reprogramada, horror, para una fecha en la que sí haya personal cualificado para llevarla a cabo. ¿Con qué cara se queda el enfermo?
Que la sanidad, de nuevo los políticos, que son los responsables últimos del buen funcionamiento y servicio de un hospital público, ven que no llegan, y al año siguiente ven que tampoco van a llegar, no es de recibo pensar que no se valoren diferentes alternativas. Cierto es que en verano muchas personas usan la sanidad privada para recibir una asistencia o atención "buena", sin esperas desesperantes o que cubran sus necesidades asistenciales porque no las reciben en la sanidad pública. Pero eso deberían valorarlo y tenerlo acordado los políticos en la planificación y en los acuerdos a establecer entre la sanidad pública y la privada.
No es posible que el mismo problema se repita año sí y año también. Y que la solución sea mirar a otro lado (que pase el verano y luego volverá todo a la normalidad...). Así no se arregla la mala atención, ni se cubren las necesidades de quien lo sufre al final de verdad: los pacientes. Menudo panorama a nivel asistencia en hospitales se plantea en España cada agosto... y más cuando te toca sufrirlo.
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