Según Sanifax, y mirando la tabla que tenemos sobre estas líneas, la lista de espera quirúrgica de la Comunidad de Madrid ha descendido de un mes a otro (en un número mínimo) o desde el punto de vista político: ha dejado de crecer. Sanifax indica que eso ha sido posible porque los nuevos responsables de la sanidad madrileña han reactivado el concierto con la sanidad privada para desatascar esas listas y reducir, o al menos intentar rebajar, el colapso que sufren las urgencias, por ejemplo. Y apunta este medio que los datos para el próximo mes serán incluso mejores (lo que tiene activar el concierto de nuevo).
Lo interesante, o al menos eso creo yo, de todo esto es que cuando ha entrado un político con nuevas ideas y buscando solucionar los problemas de los pacientes, no le ha importado tirar de lo que tiene a mano y mejor va a ayudarle para reducir las mismas, sin entrar en una discusión de que es mejor. Las listas de espera, y sobre todo las quirúrgicas, son inadmisibles y hay que reducirlas como sea. Lo preocupante, además, es que más de la mitad de los pacientes superan los 30 días de espera para ser intervenidos (y eso que Madrid, por lo visto, es una de las comunidades que mejor están...). ¿En qué sistema sanitario tiene cabida tener que esperar tanto tiempo para ser operado?
Los políticos entrarán en los matices, vendas para que ellos cubran sus problemas, y lo que me preocupa es que los pacientes terminen siendo más que meros números en manos de quienes gestionan la sanidad en las diferentes comunidades. Ojo, hemos bajado las listas de espera, dirán. Escaso consuelo. Los pacientes son personas y requieren de un sistema que les cure, por decirlo claro. Sostenibilidad, listas de espera, necesidad de dar más valor a la transparencia o como queramos señalar el problema... más allá de la discusión público o privada esto se resume en un sistema eficiente y que cure, así de simple. O colaboración, que dirán otros.