No, no se trata de revertir las privatizaciones o de apostar por la sanidad pública. Se trata de ver como descender las listas de espera y que la atención sanitaria sea tan buena como esperamos que sea. Y esta pelea de blindar lo público sobre "corrientes privatizadoras" en la que se va a meter el gobierno choca con otra realidad como la que muestra el informe anual de Bloomberg: la sanidad española ocupa el tercer lugar en el ránking mundial de sistemas sanitarios eficientes del mundo (medidos por valores como el gasto en salud per cápita y el peso relativo del gasto sanitario sobre el PIB).
No es cuestión de incrementar el gasto público en sanidad y llegar al 7% del PIB como algunos consejeros indican, más bien es estudiar y analizar los elementos que van más allá de esa parte económica para encontrar donde hay que mejorar, por donde avanzar, etc... Las oportunidades y las mejoras no vienen solo por la parte de subir el gasto en sanidad y disponer de más dinero, vienen por la parte de saber optimizar ese gasto y apostar por dar el mejor servicio posible... Lo que vendría a ser la eficiencia, y según los informes internacionles no lo hacemos nada mal. Y claro, la complementariedad entre la sanidad privada y la pública en estos resultados algo tendrá que ver, ¿no?
Como bien apunta el exministro de Sanidad socialista Julián García Vargas sobre el problema real que no es otro que la sostenibilidad:
Uno de los "principales riesgos" en la modernización y mejora del sistema, la corriente existente en contra de lo que ha calificado como una "imaginaria privatización". Un debate en el que se confunden "de forma deliberada y con intencionalidad política" las diferentes fórmulas de colaboración público-privada. Estas reformas no llegan por un desacuerdo político sobre la forma de implementarlas basado en "un exceso de ideología". "La sanidad privada es parte de la solución", tras destacar el avance de la misma del 24 al 30 por ciento en el gasto total sanitario en España, algo que "beneficia al SNS y libera recursos".Si demuestran que sin sanidad privada mejorará la sostenibilidad, perfecto. Pero la realidad parece desmentirlo, sobre todo cuando hay cada vez más gente que opta por ir a las consultas de sus seguros privados para recibir asistencia. Lo que da por pensar si sin los convenios de cooperación el sistema público de salud colapsaría, y la respuesta es que ahora mismo el sistema colapsaría.