jueves, 27 de diciembre de 2018

La solución es posible si los políticos quieren

Después de muchos días de huelgas y protestas, el colectivo de médicos catalanes y andaluces ha conseguido por fin una respuesta por parte de las instituciones: se aumentará el número de facultativos en las plantillas durante el próximo año (hasta 250 en Cataluña, 1.700 en Andalucía). Además, los doctores catalanes empezarán a cobrar las horas extra. Ahora bien, estas medidas... ¿son soluciones reales o parches temporales?

Para las respectivas Consejerías, parece que el único problema palpable son las protestas de los profesionales médicos, y no los porqués de éstas. En lo que a sanidad se refiere, si nos comparamos con vecinos europeos, el gasto que dedica el estado a cada habitante es la mitad que en Francia, Alemania o Reino Unido. Por el momento, el sistema sobrevive gracias al esfuerzo diario de cada uno de los médicos de nuestro país, que asumen con profesionalidad absoluta el inevitable colapso al que se dirige.

La población española envejece a pasos agigantados, y el modelo sanitario sigue estancado y por tanto cada vez está más desfasado, incapaz de atender a la evolución de las necesidades.

Debemos observar el asunto de raíz, valorar todas las problemáticas desde todos los prismas posibles (médicos, pacientes, instituciones públicas, privadas, etc.), y empezar a plantear soluciones coherentes que aseguren la supervivencia del sistema para todos. Si se puede, se quiere. ¿Qué pasa cuando los que pueden, no quieren? Por mucho que nosotros propongamos desde las calles, son los políticos los que deben tomar decisiones desde los despachos. Nos guste o no, la sostenibilidad del SNS está en sus manos.

jueves, 13 de diciembre de 2018

La atención primaria “express”

¿Han visto los detalles de su nómina? Aunque muchos creen lo contrario, la sanidad pública no es gratis. Si no tenemos en cuenta los recortes introducidos en 2012, desde 2015 la inversión presupuestaria en el Sistema Nacional de Salud está creciendo incluso por encima de la inflación (4%), mientras que el gasto sanitario lo hace al 3%. Resulta paradójico que tengamos la segunda mejor marca en cuanto a esperanza de vida en Europa, y la tercera a nivel mundial (83.4). De hecho, agárrense: se prevé que en 2040 superemos a Suiza y Japón, los únicos por delante actualmente. Pero si algo está claro, es que esperanza de vida no significa buena salud...

En los últimos meses venimos observando cómo los profesionales sanitarios de Andalucía y Cataluña han hecho visible su cada vez más precaria situación, convocando huelgas y manifestaciones para protestar por el poco tiempo de consulta que tienen para los pacientes en Atención Primaria y las pésimas condiciones en que eso les coloca a la hora de ejercer una profesión tan delicada como la suya.

Hace poco más de tres años, a finales de 2015, sacábamos pecho cuando The Lancet, una de las revistas médicas más prestigiosas del sector, situó nuestra Atención Primaria entre las 10 mejores a nivel mundial. Tan solo un año después, se hundió hasta el puesto 19, en el que seguimos hoy día. ¿Y qué resultados obtendríamos sin la influencia del 20-25% de la población que dispone de seguros médicos privados? ¿Qué está ocurriendo?

El SNS sigue su camino hacia el colapso. Por un lado, la agonía que sufrimos los pacientes: las listas de espera ya se ha convertido en nuestro particular vía crucis, y ahora empieza desde el ambulatorio del barrio. Por otro, se sigue agravando la situación de los propios médicos, que se encuentran cada vez más sobrepasados y tampoco dan más de sí. Si el sistema sigue saturándose a este ritmo y por ambos lados, el problema nos va a explotar en la cara antes de lo que estábamos esperando.