El Hospital Universitario La Paz es uno de los centros de referencia en la Sanidad española y, precisamente por ello, sorprende y entristece a partes iguales la noticia publicada hace unos días por El País sobre el colapso de sus urgencias. Tal y como denunciaron los trabajadores, el centro llegó a tener un total de 53 pacientes para 18 camas. «Estamos muy por encima de nuestra capacidad», aseguraron desde el centro. Tras la alarma, la Consejería Sanidad afirmó que lo ocurrido en La Paz se debió a «un pico puntual» e intentó restar importancia a un asunto que, sin duda alguna, es más grave de lo que nos quieren hacer ver.
A veces, si nos dejamos guiar por el discurso político o las excusas de los responsables de determinados centros, pareciera que las listas de espera y los colapsos de los servicios de urgencias —desgraciadamente, bastante habituales— tan solo acarrean como única consecuencia el que los pacientes se tiren varias horas esperando en una sala de espera a ser atendidos. ¡Ojalá esa fuera la única consecuencia! Atentos, sin embargo, a lo que explicó uno de los enfermeros de La Paz tras lo sucedido en su Hospital: «Si por el colapso y la aglomeración de pacientes un profesional se equivoca y pone un antibiótico al enfermo de la cama de al lado y resulta ser alérgico, podría tener consecuencias fatales».
Aunque nos cansamos de repetirlo, parece que los responsables de que la Sanidad Pública sea eficiente no tienen en cuenta la seguridad de los pacientes pues, si así fuera, ¿dejarían que un doctor trabajara por encima de sus capacidades? Estamos seguros de que la respuesta es negativa. Los datos hablan solos. Desde el año 2012 en la Comunidad de Madrid se han perdido un 20% de las camas mientras los pacientes de urgencias no han parado de aumentar. En lugar de proponer soluciones al respecto, la Comunidad tan solo ha puesto parches que, si bien han aligerado la presión de médicos y enfermeros, no han sido más que un arreglo provisional de un problema que requiere de medidas reposadas y efectivas.
Hace unos días el presidente de la Xunta de Galicia, Alberto Núñez Feijóo, aseguraba ante los medios que no le constaba que hubiera ningún conflicto en la Atención Primaria gallega. Precisamente allí, donde los profesionales llevan meses de movilizaciones, casi todos los jefes de servicio de un área sanitaria han presentado su dimisión y varios colectivos han clamado contra la precariedad, el presidente autonómico asegura que todo está en calma. ¿También son las reivindicaciones de los profesionales gallegos un problema puntual, señor Feijóo?
El Ministerio de Sanidad ya ha comenzado a trazar las líneas maestras en las que trabajará si el Partido Socialista gana los comicios del próximo 28 de abril. Entre las medidas propuestas destaca la promesa de que, para el año 2025, todos los médicos tengan cupos de pacientes adaptados a las características de la población. La cifra proporcionada por María Luisa Carcedo es de 1.500 personas por médico, 1.000 niños en el caso de los pediatras. ¿Y qué pasará hasta 2025? ¿Qué medidas tiene la señora Carcedo para aliviar las listas de espera ya existentes en las CCAA o para solucionar situaciones como la anteriormente mencionada en el Hospital de La Paz? Seguiremos esperando hechos, no promesas.