lunes, 29 de julio de 2019

Una solución coherente al drama de las listas de espera

Esta semana llegó a los medios un análisis que destaca que la Fundación Jiménez Díaz es el centro preferente de los madrileños. No es la primera vez que el hospital aparece en los primeros puestos en las clasificaciones de centros punteros pues, a decir verdad, es todo un ejemplo de cómo la colaboración efectiva entre el modelo público y privado puede dar lugar a acuerdos beneficiosos para el ciudadano. Madrid, como bien pone de relieve este artículo, es una de las regiones que proporciona al ciudadano el derecho a escoger su centro sanitario de referencia.
De las 130.783 solicitudes de centro de referencia que se llevaron a cabo en la Comunidad de Madrid en 2017, un 42% se dirigieron a la Fundación Jiménez Díaz. Resulta cuanto menos interesante la tabla clasificatoria que muestra cómo, de entre los centros de alta complejidad, el Hospital de La Paz es el que mayor pérdida de pacientes registra. Los problemas del centro en los últimos años, cuyo servicio de urgencias ha sido denunciado por médicos y por pacientes por el penoso trato al ciudadano y la falta evidente de camas, han lastrado la imagen de la que un día fuera punta de lanza de la sanidad madrileña. 
Es más que probable que el principal motivo que ha llevado a los ciudadanos madrileños a escoger la Fundación Jiménez Díaz como hospital de referencia sea su demora mínima en las listas de espera. El que, a todas luces, es hoy el mayor problema de la sanidad, se ve reducido en el centro de colaboración público-privada, donde la demora media quirúrgica es de 11,78 días, 50 días menos que la media en Madrid. 
En el panorama actual, en el que la falta de acuerdo entre los políticos para formar Gobierno amenaza con retrasar las necesarias medidas que requiere el sector sanitario, los ciudadanos requieren de soluciones, propuestas concretas y del día a día que, más allá del discurso de estrado, aporten mecanismos al paciente para solucionar sus problemas. Son urgentes medidas en la Atención Primaria que acaben con el colapso en los centros y las listas de espera, así como decisiones que alivien la presión de nuestros doctores, saturados por la carga de trabajo. 
La colaboración público-privada, tan denostada por algunos políticos, es a día de hoy una solución firme problemas a los que, por lo menos de momento, nuestros representantes no están dedicando el tiempo suficiente. Los pocos minutos dedicados a la Sanidad durante el debate de investidura celebrado esta semana no hacen más que demostrar que el sistema está, de momento, lejos de poner freno a sus principales males. Esperemos que esto cambie. 

domingo, 14 de julio de 2019

Soluciones para la sanidad pública

Esta semana hemos conocido una encuesta postelectoral del CIS que revela la escasa presencia de la Sanidad en la campaña electoral en las elecciones generales. Los ciudadanos, tal y como revelan los datos, se han percatado de que los políticos decidieron pasar de puntillas por el tema sanitario y, si bien el debate político e ideológico ocupó titulares y largos tiempos en los debates y entrevistas, las soluciones sanitarias fueron escasas, por no decir imperceptibles. Resulta paradójico que nuestra Sanidad, que adolece de determinados problemas a los que hay que poner solución más pronto que tarde, sea una de las grandes preocupaciones del ciudadano pero no de los políticos. 

En los debates electorales previos a las generales y autonómicas se echaron de menos propuestas sanitarias claras y que resuelvan, de una vez por todas, cuestiones básicas y que nos afectan cada día. La falta de camas en los hospitales españoles, una constante en la etapa estival, va camino de ser un problema continuo también este verano. La falta de investigación, asimismo, es un tema peligroso, sobre todo cuando los estudios hablan del envejecimiento de la población y la cronicidad de las enfermedades como uno de los grandes problemas para nuestra Sanidad en pocos años. 

Esta semana Luis Mayero, consejero de Asisa Lavinia, concedía una entrevista al Diario ABC cuyo titular decía que la sanidad privada tiene un estigma entre los políticos. El presidente de IDIS destaca que hay quien desprecia su sector cuando, en realidad, un tercio del gasto sanitario corresponde a la sanidad privada. Interesante sin duda una frase en la que Mayero habla de las críticas gratuitas al sector privado y recuerda que la finalidad de la sanidad, sea pública o privada, es la de curar al paciente. 

Hace ya bastante tiempo que nuestros políticos, sean del signo que sean, optan por no hablar de la sanidad privada debido a su impopularidad. Su estigma nos hace olvidar cómo, a día de hoy, solo la colaboración público-privada puede ayudar a mejorar un sistema cuyos males parecen no estar importando a nuestros políticos. Si nuestros representantes en el parlamento no invierten tiempo en solucionar los problemas, ¿invertirán el dinero necesario para ellos? Los profesionales sanitarios reivindican a diario mejoras para los profesionales y para los pacientes. Son, sin duda, temas básicos en los que hay que comenzar invirtiendo: estudios, instalaciones, camas, estabilidad de los profesionales… Parece que todo esto se olvida en la clase política a tenor de las últimas encuestas. 

El IDIS, recuerda la entrevista en ABC, ofreció a nuestra sanidad pública un plan para acabar con las listas de espera. Se planteó, dice el artículo, poner a cero las cifras invirtiendo 1.500 millones de euros. «La idea era que algunos de nuestros hospitales dejaran quirófanos para hacer tres cirugías diarias y en tres meses poder alcanzar nuestro objetivo para las especialidades con más demora». El plan, como ya sabemos, no se puso en marcha. «No somos ingenuos, la sanidad privada tiene un estigma en la sociedad, sobre todo en los políticos. No se dan cuenta de que somos necesarios. La sanidad privada puede ayudar a la sostenibilidad de la pública», recuerda. 

Es una pena, sin lugar a dudas, que a nuestros políticos les preocupe más el estigma que el término “privada” tiene en el ciudadano que las soluciones que el sector puede aportar. Terminar con las listas de espera es a día de hoy una auténtica quimera, un drama humano que millones de pacientes sufren a diario sin recibir soluciones. No parece, a tenor de las escasas propuestas sanitarias planteadas en campaña, que la solución esté en el corto plazo. Recurrir a aquellos que pueden aliviar la situación sería,a  todas luces, una solución inteligente. ¿No es el ciudadano lo primero para los políticos? ¿Dónde están, entonces, las soluciones?

La sanidad pública española ha sido siempre envidiable. Nuestros profesionales, ya lo revelaba un reportaje emitido en Cuatro hace una semana, son requeridos en el extranjero debido a su gran formación y evolución constante. Tenemos motivos de sobra para estar orgullosos de un sistema que ha costado mucho esfuerzo levantar y convertirlo en un ejemplo. No dejemos que esto cambie. No permitamos que nuestra sanidad pierda puestos en las clasificaciones y deje de ser una referencia. Ayudémonos de quien nos tiende la mano para revertir esta situación y que nuestro país vuelva a estar a la vanguardia.