lunes, 23 de octubre de 2017

La sostenibilidad sanitaria necesita de la libre elección para cubrir las futuras necesidades de los pacientes


Más allá de todas las implicaciones, buenas, que tiene la opción de tener la libre elección de hospitales y doctores a cargo de los pacientes, deberíamos tener claro que el sistema sanitario se debe a ellos y que todo buen servicio debería buscar cubrir sus necesidades. Ese debería ser el gran objetivo (que a la larga beneficiará a la sostenibilidad de la sanidad).

Además, la libre elección permite crear pacientes mejor informados, porque significa tener en cuenta sus valores y preferencias, informándoles adecuadamente, algo que contribuye a reducir la frecuencia de visitas innecesarias a los centros de salud. Cuando hay transparencia informativa y fluye la información tenemos una mejora en la asistencia sanitaria por la mayor disponibilidad de acceso a las pruebas médicas, lo que da una agilidad y seguridad a los médicos por saber que no tienen que repetir, como a veces sucede, y por no tener el historial a mano, pruebas que no serían necesarias (por ejemplo esto es algo por lo que está apostando la sanidad privada con su plataforma "Mi e-salud").

Recordemos, además, que la parte del Producto Interior Bruto destinada a Sanidad por el Gobierno en los PGE será del 5,8% para 2018, lo que supone una reducción con respecto al importe asignado en este año de un 0,2% (lo que implica que el peso de la sanidad en el PIB alcanzará el año que viene su mínimo histórico). Sin embargo, esto, que supone una desinversión y tiene sus implicaciones, al paciente termina por darle igual, porque lo que el mismo quiere es que se resuelva su problema de salud, y además sin importarle la titularidad del centro donde es atendido. Es decir, si tal médico le cura o le soluciona lo que le pasa.

Si tenemos claro que uno de los problemas a los que se enfrenta la sanidad es a una mayor población en edad avanzada y en consecuenta a la cronicidad de los enfermos, todo lo que suponga compartir información sanitaria, ayudará a mejorar la atención, pese a la menor inversión, e incluso a que el paciente pueda autorizar a que tengan acceso a su historial médico por el bien de cubrir esa necesidad de cada paciente.

Y todo esto que comentamos, buscar una mejora en la comunicación con los pacientes, pasa irremediablemente por la libre elección. O dicho de otro modo, y para simplificarlo, por diferenciar entre sanidad buena o mala y no entre sanidad privada o pública. Eso es lo que de verdad nos importa y por lo que aboga el modelo mixto en sanidad, un modelo en donde se refuerce la colaboración entre la sanidad pública y la privada.

martes, 10 de octubre de 2017

La importancia de la libre elección para el sistema sanitario


Las administraciones públicas son las encargadas de ofrecernos los datos relativos a cómo están las listas de espera (especialmente las quirúrgicas) en las respectivas comunidades autónomas. Se sienten transparentes por indicar cómo están, pero no es que ofrezcan (algunas comunidades) la información con una mínima periodicidad "admisible" (algunas dan los datos de seis en seis meses, cuando esa información debería ser de acceso inmediato para cualquier paciente).

Partiendo de esta "transparencia informativa", si lo podemos llamar así, y de saber cuál es la situación en cada comunidad, los pacientes deberíamos poder decidir donde y como ser atendidos, quien quiera optar por esa alternativa. Lo que viene a ser la libre elección.

Los españoles nos hemos acostumbrado a elegir, sabemos elegir y queremos elegir entre determinadas opciones, optando entre las posibilidades que les ofrece el mercado y pudiendo elegir aquellas que le parecen mejores o más convenientes con total libertad.

La Administración tiene el deber de propiciar el desarrollo de leyes para que los ciudadanos, independientemente de donde residan, puedan ser atendidos en donde y por quienes consideran como la mejor opción. Así, la clave de la modernización del servicio público sanitario, y por el bien de su sostenibilidad, reside en la libertad de elección, ya que se dota de contenido real el derecho de autonomía del paciente a exigir donde quiere ser atendido.

La libre elección se sustenta en los principios de libertad, competencia, eficiencia y transparencia que deben presidir la gestión de cualquier servicio público. Y en lo principal, que permite a los pacientes (lo de verdad importante en nuestra sanidad) poder participar más en las decisiones sobre su salud. Con la libertad de elección, en el sistema sanitario se gana que:
  • las personas se sitúen en el centro de decisión (ellos eligen dónde y por quién ser tratadas),
  • mejore la calidad (los ciudadanos muestran sus preferencias y facilitan una gestión de los recursos más eficiente para los responsables de los servicios),
  • mejore la transparencia en la información (facilita la elección sobre quién nos va a atender y permite establecer incentivos a aquellos profesionales que son más demandados por los pacientes),
  • mejore la accesibilidad (permite una prestación de servicios sin barreras y facilita, además, las preferencias horarias, de médicos y servicios),
  • mejore la equidad (compensa las demoras en los centros y responde en un tiempo menor a cualquier necesidad de cada persona si sólo se pudiese utilizar un único centro de referencia).
El sistema sanitario tiene el deber de adaptarse a las nuevas expectativas de la sociedad y responder, como un auténtico servicio público, a las personas a las que se debe y que son quienes sostienen el sistema con sus impuestos, no lo olvidemos.