lunes, 10 de junio de 2019

Colaboración en Sanidad para abordar el futuro


Venimos leyendo en las últimas semanas multitud de informaciones sobre el descontento generalizado entre pacientes y profesionales debido a los continuos colapsos en las consultas de atención primaria así como en servicios de urgencias. De manera tristemente habitual, los médicos se concentran para reclamar mejoras y reivindicar un derecho tan preciado como inexistente: tiempo para los enfermos. Tal y como denuncian varios profesionales, la jornada laboral en consultas de atención primaria exige que la dedicación para sus pacientes sea de apenas cinco minutos, algo, a todas luces, insuficiente a la hora de proporcionar un trato adecuado y humano a quien lo solicita.

Todo esto, ligado al envejecimiento de la población y la necesidad de inversión de cara a la cronicidad de las enfermedades, un problema acuciante y al que no se le está prestando plena atención, hace que el paciente se pregunte si, en realidad, nuestro sistema está preparado para aguantar el paso del tiempo. Si los médicos ya están saturados, ¿cómo estarán cuando la media de edad de sus pacientes se haya incrementado y requieran atención mayor? Está claro que solo hay una vía posible para que el SNS sobreviva al futuro: la inversión en profesionales, en instalaciones, en investigación…Inversión al fin y al cabo para tener una Sanidad puntera y capaz de hacer frente a las vicisitudes.

La colaboración público-privada ha demostrado ser una vía sobradamente válida para garantizar la solvencia del sistema. El presupuesto en Sanidad por parte de los sucesivos gobiernos ha demostrado, de momento, ser insuficiente y no responder a las necesidades de la población. El dinero invertido, ya de por sí escaso, no ha sido bastante para que nuestra sanidad sea eficiente desde el punto de vista de los tiempos: demasiadas listas de espera para operaciones urgentes, demasiada demora para consultas con el especialista y pruebas diagnósticas. Los médicos se quejan, además, de que la cantidad de pacientes en consulta no solo repercute en los enfermos sino también en ellos mismos, que no disponen de tiempo para investigación. El dinero, al fin y al cabo, es imprescindible para solucionar determinados problemas que, sin una partida presupuestaria potente, no tienen una salida fácil.

En Andalucía ya se está demostrando cómo en los últimos meses las listas de espera han comenzado a reducirse gracias a la unión de fuerzas entre los sistemas público y privado. La demonización de esta colaboración, sin embargo, hace que las medidas que incluyen el trabajo conjunto de ambos sistemas sean impopulares y estén mal vistas de cara a la galería debido a la demagogia extrema que, a menudo, se emplea para intentar defender lo público. Mucho se debatió sobre la colaboración público-privada en el ámbito de las donaciones aunque, sin ir más lejos, los donantes provenientes de hospitales privadas incrementarían en 400 el número de trasplantes que se hacen cada año en España.

Sería una auténtica lástima que las mejoras derivadas de la unión de ambos sistemas quedaran lastradas por la impopularidad de la que determinados perfiles pretenden dotar a unas decisiones con las que se pretende la mejora constante de nuestro modelo sanitario. El tiempo corre, la población envejece y el SNS requiere de avances que permitan responder a las necesidades del paciente. El sistema público no tiene, como dice la popular expresión, “café para todos”, por lo que se antoja imprescindible la colaboración como solución para abordar mejoras estructurales que, de otra manera, no queda claro si podrían llevarse a cabo.

No hay comentarios:

Publicar un comentario