jueves, 30 de abril de 2020

Coronavirus: cubriéndose las espaldas en la desescalada

No parece necesario hacer una guía didáctica que explique lo que va a pasar a partir de ahora, ya que se puede encontrar una descripción de los pasos que se van a dar, de las famosas cuatro fases, (cero, uno, dos y tres), en cualquier medio de comunicación. Sí es interesante recalcar que en principio el ámbito en el que se van a aplicar las normas son las provincias, (aunque se estudiarán las propuestas de las comunidades autónomas), y que cada una de ellas podrá seguir su propio ritmo. Es decir, podrá darse el caso de que una provincia pase, tras el pertinente período de 15 días, de la fase uno a la dos, mientras que su provincia vecina no lo haga porque los indicadores que se tomen como referencia sean peores.

Hay que tener en cuenta también que, poniéndonos en lo peor, una provincia podría incluso retroceder a una fase anterior si hay un rebrote epidémico en su demarcación. Se han establecido unos criterios o indicadores que van a hacer saltar las alarmas, pero han explicado que no es tan sencillo como “rebasar una cifra”, que los indicadores se tendrán que cruzar unos con otros para saber cuál es la situación de la provincia.

Hay indicadores epidemiológicos, de movilidad y económico-sociales. Dentro de los epidemiológicos están los de capacidad del sistema sanitario. Porque hay un tema que todos debemos tener claro: ningún sistema sanitario puede resultar desbordado. Obviamente, por un lado hay que contener la cifra de afectados, que no se dispare el número de nuevos casos. Y por otro cada comunidad tendrá que tener siempre disponible una nítida capacidad de respuesta, tanto en número de profesionales de asistencia sanitaria directa, como de profesionales para trabajar en la trazabilidad y detección de casos.

Y obviamente en cuanto a número de camas disponibles, número de camas UCI, (cuyo desborde es el principal riesgo que hemos corrido), y de otras opciones que puedan resultar útiles, como camas UCRI (Unidades de Cuidados Respiratorios Intermedios); un tipo de camas que pueden ayudar a aliviar las UCIs y a reducir la mortalidad, como hemos visto en diversos ejemplos a lo largo de nuestra geografía.

viernes, 24 de abril de 2020

¿Qué puede hacer la ciencia en la lucha contra el coronavirus?

Seguramente cualquier lector de este blog es consciente del importante papel que va a jugar la ciencia en general, y la medicina en particular, en la resolución de esta crisis sanitaria. También, aunque sea de forma asociada a la medicina, hay otras tecnologías que van a tener mucho que decir en la lucha contra el SARS-CoV-2, tanto ahora mismo como cuando entremos en una nueva fase en la que, ya sin confinamiento, intentemos contener el virus rastreando casos y testeando a personas en riesgo de haber tenido contacto con un enfermo.

Pero no cabe duda de que, a día de hoy, la investigación prioritaria es la sanitaria. A lo largo y ancho de nuestro planeta hay más de 70 vacunas en potencia, y algunas han empezado a entrar en la fase de pruebas con personas voluntarias (una está en la fase dos de dichas pruebas); en China, en Estados Unidos, en Reino Unido, en Alemania… Y probablemente no tarde en desembarcar en esta fase una de las dos vacunas en las que trabajan en España sendos grupos de investigadores del CSIC. También se multiplican las investigaciones sobre medicamentos que puedan ser útiles más a corto plazo, especialmente de aquellos que ya están en el mercado para combatir otros virus o tratar otras dolencias.

El problema que se nos plantea es que estamos viviendo una auténtica carrera contra el reloj. Estamos hablando de un virus nuevo, a pesar de que “su familia” sea ya una vieja conocida, frente al cual no tenemos inmunidad, porque nadie había pasado antes la enfermedad, y ante el cual no tenemos vacuna ni sabíamos de antemano cuáles serían los tratamientos más adecuados. Y aunque los científicos estén trabajando a una velocidad asombrosa vamos siempre un paso por detrás.

Cuando empiece el desescalamiento, a parte de desear que llegue la ansiada vacuna cuanto antes, habrá que confiar también en la tecnología. Herramientas a nuestro alcance hay muchas, como cámaras térmicas para detectar a personas con fiebre en sitios de gran afluencia de público y aplicaciones para el móvil como las que se están usando en Singapur o en Corea del Sur. La de Corea responde al nombre de Self-quarantine safety protection. Recoge una serie de datos personales del ciudadano y le hace un cuestionario que será evaluado por médicos. En caso de que sea necesario tendrá que desplazarse para hacerse el test del coronavirus. Gracias a la geolocalización la app vigila que los ciudadanos que estén en cuarentena no abandonen el área que tienen asignada.

Obviamente estas herramientas solo funcionan si van acompañadas de la realización de muchos tests tanto PCR como serológicos. En este ámbito también se está investigando la mejora de la tecnología usada para reducir el tiempo de espera de los laboriosos tests PCR. Existen robots capaces de realizar miles de pruebas de este tipo al día, como los 4 que recientemente han llegado a España de la mano de un proyecto solidario.

Y hablando de solidaridad, es interesante mencionar también el papel que puede jugar, y que de hecho está jugando, en el uso de la tecnología la sociedad civil, los ciudadanos de a pie, enfocando los recursos a su alcance en la ayuda a los sanitarios. El mejor ejemplo es el movimiento maker, compuesto por usuarios de impresoras 3D. Están usando sus impresoras caseras para la fabricación, una a una, de máscaras protectoras para que usen los profesionales que cada día se enfrentan de forma directa al virus causante del COVID-19. Hay planes más ambiciosos usando este tipo de impresoras, como llegar a hacer respiradores pieza a pieza. Alguno de ellos ya está en pruebas.

La respuesta a la pregunta que planteábamos parece que tiene una respuesta clara: sí, la ciencia y la tecnología pueden ayudar. Y mucho.

jueves, 16 de abril de 2020

Coronavirus: persiguiendo las cifras reales

Si bien es cierto que la epidemia de COVID-19 en España, y por extensión en Madrid, ya parece haber llegado a su pico y comienza a remitir de forma lenta, esto no quiere decir, ni mucho menos, que las malas noticias se hayan acabado. Precisamente este ligero respiro está sirviendo para que se intente obtener una instantánea de la verdadera dimensión del problema, especialmente donde más golpea, entre nuestros mayores, en la mayoría de las ocasiones en residencias o en sus propios hogares. Desde hace unos días se han empezado hacer tests rápidos (ya están disponibles) en las residencias de Madrid. Esto, obviamente, va a hacer que afloren más casos pero es un paso necesario. Algunas comunidades autónomas están planteando también la posibilidad de incluir en la contabilidad, tanto de afectados como de fallecidos, todos los casos sospechosos de ser afectados por el coronavirus.
A día de hoy la Comunidad de Madrid sigue siendo la región más afectada de España, con un total de 50.694 casos confirmados y hay que lamentar 6.877 fallecimientos. Todos hemos de ser conscientes de que estas cifras se basan en los casos “demostrables” gracias a un test, ya sea rápido o PCR. A medida que se vayan haciendo más tests, (el número se incrementa cada día), o se incorporen casos sospechosos a los listados definitivos las cifras se incrementarán, pero serán más reales. Por ejemplo, sin salir de Madrid, los casos de infección podrían rondar los 300.000 si tenemos en cuenta también los casos sospechosos que han tenido algún tipo de seguimiento. Podrían ser más ya que nos movemos en el terreno de la especulación y parece haber muchos casos asintomáticos. Y en cuanto a los fallecimientos la cifra se incrementaría principalmente al sumar las muertes que han tenido lugar en las residencias, cuya causa no ha podido ser constatada mediante un test.

Hace unos instantes, Fernando Simón, director del Centro de Coordinación de Emergencias Sanitarias, ha comentado que se están haciendo entre 40.000 y 70.000 tests diarios. Estas cifras duplican las de semanas anteriores. Ahora es momento de encontrar casos asintomáticos entre los colectivos más vulnerables y su entorno, así como entre los profesionales que están en primera línea de la pelea contra el coronavirus, como los trabajadores sanitarios.

De momento seguiremos todos en la misma fase de confinamiento, mientras los técnicos preparan los siguientes pasos a dar. Esta semana se han empezado a repartir mascarillas protectoras, aconsejando su uso, pero sin ser obligatorio, en todas España. En el caso de Madrid el reparto continúa, hoy jueves, en los principales puntos de transporte público, tanto en la capital como en otros municipios.

miércoles, 8 de abril de 2020

Coronavirus: la situación en las UCI empieza a mejorar, ¿y ahora qué?

La verdad es que este ¿ahora qué? no tiene una fácil respuesta, depende de muchos condicionantes y aún es pronto para saberlo. Lo primero que hay que tener en cuenta es que se empieza a ver la luz al final del túnel, aunque resulta durísimo decir esto cuando los fallecimientos siguen creciendo mucho cada día y los casos positivos confirmados, aunque sea cada vez un poco más lentamente, se siguen acumulando. Los epidemiólogos a veces manejan números, curvas, gráficos, y no hay que olvidar que detrás de cada número hay una persona.

Aunque ayer martes, y hoy miércoles, ha habido un repunte tanto del número de casos como del número de fallecidos, se puede decir que estamos en una fase de meseta y que ambas cifras van descendiendo de forma paulatina, lenta pero constante.

Centrando el foco en Madrid, un brote verde lo encontramos en la presión que están teniendo que soportar las UCI. Sigue siendo altísima, están trabajando con su capacidad habitual multiplicada por cuatro, pero la situación en los hospitales madrileños se empieza tímidamente a normalizar. El artículo vinculado da datos sobre muchos hospitales madrileños y concluye: “De cerca de 40 hospitales, entre los que figuran varios privados, en casi 30 el número de pacientes ingresados el día 4 era el mismo o inferior al del día anterior”. Aunque esto denota cierto alivio el proceso será largo ya que los ingresos en UCI, relacionados con el coronavirus, duran entre dos y tres semanas.

Otra noticia de hoy sobre la crisis del coronavirus en Madrid, que recordemos que está siendo la comunidad española más afectada, es que los hospitales encuadrados en el segundo nivel, complejidad media, van a ir recobrando la normalidad, volviendo a su nivel de asistencia habitual. Es el primer paso de un plan de repliegue que tardará un poco más en llegar a los hospitales de mayor complejidad como el Clínico San Carlos, el Hospital Universitario La Princesa, La Paz, el Gregorio Marañón, la Fundación Jiménez Díaz, o el Hospital 12 de Octubre.

Hay algún indicador más en nuestra comunidad de que la situación, aunque dura, se va suavizando, como por ejemplo el descenso de la actividad en las Urgencias de los hospitales madrileños en un 80% en tan solo una semana, de lunes a lunes.

De acuerdo, la situación va mejorando. ¿Y ahora qué? De momento lo que sabemos es que el confinamiento se va a extender hasta el día 26 de abril. Y eso para empezar, porque casi con total seguridad habrá más prórrogas, aunque después de Semana Santa volveremos a la situación anterior a la promulgación del último decreto, lo que se traduce en que abrirán más empresas y habrá más gente circulando.

Esto a corto plazo. Para saber qué va a pasar a más largo plazo se necesita más información. Precisamente con miras a obtenerla el Gobierno central se plantea ahora hacer, con fines estadísticos, el test del Coronavirus a un total de 30.000 familias durante tres semanas. El estudio lo va a realizar el Instituto Carlos III y busca conocer el número real de infectados y el grado de inmunidad de la sociedad española. Obviamente hablamos de una aproximación estadística. La información recabada será importantísima de cara a plantear lo que los expertos llaman el desescalamiento, el abandono de las medidas de confinamiento de forma gradual y la puesta en marcha de otro tipo de acciones que eviten que el virus se vuelva a extender.

Algunas de las ideas que están sobre la mesa son, por ejemplo, que las medidas a tomar se adapten a la situación de cada comunidad autónoma. También se está hablando de que puede ser necesario poner en cuarentena a personas que tengan el virus pero sean asintomáticos, ya que se ha demostrado que estas personas juegan un papel muy importante en la transmisión de la enfermedad. Estas cuarentenas podrían ser en los respectivos domicilios o en lugares públicos como hoteles o polideportivos. Se sabrá más sobre estas medidas cuando se realice el estudio mencionado, ya que tanto el número de enfermos como el de inmunes son un auténtico misterio. Un estudio recientemente realizado por el Imperial College británico ha estimado que en España podría haber 7 millones de infectados. Esperamos poder tener datos más fidedignos sobre la mesa en el transcurso de las próximas semanas.

viernes, 3 de abril de 2020

Coronavirus: sobre mascarillas y hospitales de campaña

Estos dos son, probablemente, los debates más calientes en la prensa y en las redes sociales actualmente. Siempre en relación con el coronavirus, claro. Por un lado están las diferencias de criterio sobre promover el uso intensivo de mascarillas entre la ciudadanía o no hacerlo. Mientras que en oriente son firmes partidarios de hacerlo, en occidente se apuesta por limitar su uso al personal sanitario u otras profesiones en riesgo por su trabajo, a las personas enfermas o con síntomas y a sus cuidadores. De momento la OMS apoya esta segunda opción, aunque según a qué fuente recurras hay ya quién habla de que se están cuestionando modificar los criterios. Habrá que estar atentos.

También se está hablando en la prensa del hecho de que ante el desbordamiento de algunos hospitales, y pensando en dar servicio a pacientes cuyo estado no es grave pero sí que necesitan vigilancia médica para monitorizar su recuperación, se está recurriendo a soluciones alternativas a los hospitales clásicos. En casi todas las comunidades se están “medicalizando” hoteles, con la doble finalidad de tratar a este tipo de pacientes y también de albergar a trabajadores sanitarios que prefieran no regresar cada día a sus domicilios; por ejemplo, porque conviven con una persona de riesgo.

Otra opción son los hospitales de campaña como el que hay instalado en IFEMA, en Madrid, que ayer puso en marcha 16 camas UCI. Sí, en principio el recinto está pensado para pacientes leves, pero se pretende evitar que un paciente que empeore de forma repentina tenga que ser trasladado de nuevo al hospital.

Al hilo de este tema es interesante recoger las palabras de Carlos Rus, de la Alianza de la Sanidad Privada Española (ASPE) que cuenta que en estos momentos los centros que representan tienen ocupadas 610 camas UCI y 2.200 más disponibles. Nos recuerda que tienen una plantilla de 93.000 profesionales puesta a disposición de la lucha contra la crisis, junto con toda la infraestructura y las 2.810 camas UCI mencionadas. Y pide "a todas las regiones para que empleen a fondo toda nuestra capacidad instalada allí donde sea necesario, en lugar de levantar hospitales de campaña”.