viernes, 30 de junio de 2017

Solo con mirar a las listas de espera se ve el problema de no valorar el modelo mixto sanitario



Por aquí ya hemos repetido varias veces que el objetivo para mejorar el sistema nacional de salud se debía enfocar en solucionar el tema de su sostenibilidad (tenemos el ejemplo de invertir en I+D para reducir el gasto sanitario en 1% por un menor tiempo en la estancia de los enfermos en el hospital). Uno de los problemas principales que afecta de lleno a la sostenibilidad es la cronicidad de los enfermos. Y si seguimos con la relación esto también afecta de lleno al problema de las listas de espera: se vuelven eternas. Si pensamos un poco, la secuencia es sencilla:
+ crónicos = + listas de espera = empeora la sostenibilidad = SNS va en picado
Por lo tanto, si se buscan soluciones a la cronicidad y las listas de espera es evidente que algo conseguiremos arreglar en la sostenibilidad del sistema sanitario, ¿no?

¿Por qué llegamos a esas listas de espera que no paran de aumentar y que tanto asustan en los tiempos de asistencia que dan a los pacientes? Sencillamente porque no aprovechamos de forma correcta todos los recursos que dispone el sistema sanitario (ya sea público o privado). Y por ahí, las listas de espera se disparan.

Tenemos el ejemplo del Hospital de la Ribera, donde la intervención de la consejería de sanidad de la comunidad valenciana está siendo caótica: se empeña en que no puede haber modelo mixto sanitario que valga,  por mucho que se demuestre que el funcionamiento de este hospital es bueno. Esa intervención de la consejería de sanidad está motivando que la lista de espera en este hospital no pare de crecer, y eso que antes la gestión de la misma, sin esta "ayuda", era eficiente. De nuevo el problema político hace presencia. ¿Por qué tocar algo que funciona? ¿Aunque sea sanidad privada?

Resulta que para dar solución a un problema real como es el de las listas de espera (demora media para poder operarte dentro de nuestro sistema nacional de salud está ya en 115 días) pasa a convertirse más en un problema político que en otra cosa, afectando a quien importa: los pacientes. Como bien explica Carmen Flores, presidenta de El Defensor del Paciente:
Los tiempos de espera están muy igualados. Son extremadamente altos y cada año va a peor. Y eso que no han especificado la cantidad de tiempo que los pacientes esperan hasta que les ponen en tratamiento. Si no, serían muchos más. Esos 115 días no constituyen una cifra real; como mínimo serían unos 200 de espera aproximadamente. Porque hoy, para pedir una prueba de diagnóstico, te dan cita para 2018. Es una locura.

No se trata de entrar en detalle y a cabrearse más por como estamos y donde vamos, pero si la sanidad pública no llega, y la sanidad privada se ofrece como aliado para aligerar las listas de espera, ¿por qué los políticos siguen negando la necesidad de una colaboración real entre el sistema público y el sistema privado para hacer posible su buen funcionamiento y su sostenibilidad?

La realidad, por los datos, demuestra que es imprescindible emplear todos los medios hospitalarios, tanto públicos como privados, para reducir esos tiempos de espera y ofrecer un servicio de calidad mínimo, sobre todo pensando en esos enfermos crónicos y en la sostenibilidad de nuestro sistema de salud.

viernes, 23 de junio de 2017

Invertir en I+D supone mejorar en la sostenibiliad del sistema sanitario


Según un estudio de la Universidad Carlos III y de la IE Business School resulta que cuanto más investigan los hospitales o más publicaciones científicas sacan, estos tienen mayor eficiencia hospitalaria en la atención a los pacientes. El estudio, publicado en Research Policy, y de abril de 2017, incide en que aquellos hospitales que son capaces de producir más conocimiento, por las investigaciones y publicaciones que saquen, van a ser los mejores tanto en diagnóstico como en tratamientos y en operaciones quirúrgivas. Aplicando todo esto a la sostenibilidad del sistema sanitario, que es lo que al final interesa, va a contribuir a reducir la estancia media de los enfermos en el hospital.

Y todo esto consigue, que es el otro punto a destacar del estudio, y siguiendo con la línea sobre sostenibilidad, que esa bajada en la duración de la estancia media de los enfermos, implicará una reducción en el coste de la sanidad, con lo que eso supone de financiación extra. La lógica de los autores del estudio es de agradecer:
"Teniendo en cuenta que aproximadamente el 9% de la población está hospitalizada a lo largo del año, cada día de estancia en los hospitales supone un coste anual por enfermo de unos 660 euros". 

¿En qué se refleja ese ahorro conseguido con los pacientes estando menos tiempo ingresados? El estudio muestra que si se incrementara la producción científica de forma significativa, se reduciría el gasto sanitario alrededor de un 1%. Multipliquemos ese porcentaje por el importe del gasto sanitario total y veremos en grandes números la cantidad ahorrada.

¿Qué hacen los políticos o los responsables de la financiación? Pues en vez de invertir, que no gastar, más recursos en I+D para conseguir todo eso que comentábamos en los párrafos anteriores, deciden reducir la cantidad de dinero destinada a estas partidas, que afectan y mucho, como se puede ver, a la sostenibilidad del sistema. Así que en vez de entrar en discusiones sobre qué sistema sanitario debemos tener, se debería valorar mucho más en qué partidas buscar la reducción del coste, aceptando que si esto funciona, ¿por qué no se va a conseguir lo mismo con otras partidas con gastos recurrentes que no se quieren optimizar? Se debe insistir en lo mismo: lo que importa es la sostenibilidad del sistema, y opciones para conseguirlo hay. Toda reducción en gasto suma. Y no, eso no supone un problema.

viernes, 16 de junio de 2017

Para potenciar la innovación del sistema sanitario, antes hay que garantizar la solvencia y la sostenibilidad del mismo


Cualquier tema o análisis que se realice sobre el Sistema Nacional de Salud debe ir más allá de la pelea sanidad pública vs sanidad privada y enfocarse más en su sostenibilidad y su solvencia, sobre todo en una época de recortes en los recursos disponibles, que afecta además al papel a desempeñar por la innovación dentro de este sector y a como la vamos a financiar (de ahí que toda ayuda que venga siempre es buena). Lo cierto es, según los expertos, que garantizando la solvencia y la sostenibilidad del sistema sanitario potenciaremos la innovación. Si es así, parece evidente la línea hacia la que hay que trabajar.

"La Sanidad Pública está en una situación delicada. La crisis que empezamos a remontar se manifestó con una limitación de recursos y con un freno a cualquier iniciativa de modernización y reforma. El sistema sobrevive en parte gracias a la voluntad de los profesionales y de los gestores, pero esto ni puede ni es suficiente. Por ello, parece necesario un replanteamiento del sistema, en el que tenga importancia la innovación tecnológica y muy especialmente la organizativa, que haga frente a las ineficiencias conocidas”, declaró Juan E. Del Llano Señarís, director de la Fundación Gaspar Casal  durante un encuentro anual de política y gestión en salud organizado por su fundación, y donde se analizó la solvencia del SNS.

Por otro lado, la presidenta de COTEC, Cristina Garmendia, ha señalado que “nuestra sanidad afronta grandes retos que demandan más y mejor innovación, en cuyo abordaje debemos saber combinar criterios de coste-efectividad basados en la evidencia”. Además, en materia de gobernanza de la innovación, “los responsables de innovación de cada sistema regional de salud comparten, en gran medida, los mismos problemas, y que es preciso mejorar la coordinación para generalizar la adopción de soluciones ya probadas con éxito en alguno de los territorios”.

Ese replantamiento del sistema y de la suma de solvencia e innovación, proviene de buscar oportunidades a su financiación y de ver a ésta como una inversión y no como un gasto. Si la solvencia pasa por la sostenibilidad económica, que a su vez pasa por la reducción del gasto superfluo, siendo restrictivos donde compete (haciendo esto se puede seguir financiando la innovación), apoyando al crecimiento de quienes innovan e invertiendo en resultados eficaces... ¿por qué queremos ser contrarios a utilizar un sistema mixto en sanidad cuando éste es el único que está demostrando que garantiza la solvencia y la sostenibilidad y por tanto ayuda a la innovación? Teniendo claro donde radica el problema, más sencillo será buscar soluciones.

lunes, 12 de junio de 2017

No convirtamos la sanidad solo en un problema político y mas cuando se intenta ayudar


Uno se sorprende, y bastante, cuando lee que la donación de la Fundación Amancio Ortega de 320 millones de euros para que los hospitales públicos puedan renovar sus equipos de radioterapia genera críticas importantes de los políticos de las comunidades autónomas donde se van a realizar esas donaciones. Y lo más chocante, porque no se puede negar que da que pensar, es lo que dice Pedro Lara, presidente de la Sociedad Española de Radioterapia Oncológica, que lleva años denunciando la falta de recursos en los servicios públicos de salud.

Entonces, si es necesario renovar equipos, que pueden salvar vidas o mejorar la calidad de vida de los enfermos de cáncer, olvidándonos de que siempre deben ser los pacientes y los enfermos la prioridad en todo sistema de salud, ¿por qué no se agradece y se busca llegar a acuerdos que permitan mejorar o que ayuden a reducir las carencias que en equipos existe en la sanidad pública? ¿Por qué esta acción de la Fundación Amancio Ortega, que no del mismo Amancio, es considerada limosna por los políticos?

Recordemos que no es dinero lo que se está entregando, si no el valor en forma de equipos de radioterapia y que ese "dinero" no será gestionado por los políticos o los responsables de sanidad de cada comunidad. Y ahí, se puede pensar, quizás, que radica el problema. La Sanidad debe financiarse vía impuestos, correcto, pero si uno de los problemas del Sistema Nacional de Salud es precisamente que la financiación mediante esta fuente se ha visto reducida, valorar toda alternativa, que sume y no reste, siempre debe ser bienvenida. ¿Y si la aportación hubiera ido a parar a la sanidad privada porque la Fundación hubiera entendido que así se hubiera ayudado a subsanar la carencia que denuncia el presidente de la Sociedad Española de Radioterapia Oncológica, se hubiera criticado y a lo bestia aunque fuese donación? Seguro.

Centrémonos en lo importante: corregir las deficiencias del sistema y dejar de ver cualquier idea que lo ayude y mejore como un problema. Ese modelo mixto (sanidad pública y privada juntas dando servicio) es lo que está considerándose como el modelo que mejor ayuda, sobre todo, cuando corrige las carencias actuales, por más que los políticos piensen otra cosa. El error está en convertir la sanidad en un problema político. Justo lo que no debería ser.

jueves, 1 de junio de 2017

¿Cómo se valora el servicio de la sanidad privada? Cosas a tener en cuenta de cara a mejorar la sanidad


Deberíamos dejar de plantearnos si es mejor la sanidad privada o la sanidad pública. Lo que de verdad deberíamos plantearnos es tener un buen sistema de salud, que solucione los problemas actuales que tiene, como el tipo de atención que reciben los pacientes y la sostenibilidad del mismo. Eso sería lo normal y lo importante, buscar lo mejor más allá de criticar el sistema.

¿Qué se debe valorar de un barómetro que mide el grado de satisfacción en el paciente con la sanidad privada? ¿Y cuando el 92% de los encuestados responden que recomendarían a otras personas el uso de sus servicios? Lo hace bajo una muestra de personas que tienen seguro de salud y hacen uso de la sanidad pública. Así que la percepción de la calidad del servicio que reciben es buena. ¿Por qué no tenerlo en cuenta y no dudar del mismo?

Eso indica, entre otras cosas, el Barómetro de la Sanidad Privada 2017 elaborado por la Fundación IDIS, y que valora, además, las ventajas y desventajas de la privada (rapidez y agilidad frente a coste e innovación).

Usar los datos de los estudios, informes o barómetros debe servir como punto de arranque desde el que deben empezar a conversar todos los actores involucrados en la pelea de si es mejor uno u otro tipo de sanidad. Y, sobre todo, dejar de politizar esta discusión que no lleva a ninguna parte. ¿Qué tiene de bueno cada sistema? Ponerlo en una balanza, coger lo mejor de cada uno y responder a los problemas. Esa tiene que ser la única discusión posible, y siempre en busca de dar el mejor de los servicios.