Una vez los ciudadanos han emitido su voto, el siguiente paso es la formación de gobierno por parte de los partidos políticos. En principio, y tras el rápido acuerdo alcanzado entre PSOE y Unidas Podemos, es probable que tengamos un gobierno de coalición entre estos dos partidos, si consiguen reunir los apoyos necesarios para la sesión de investidura. Es quizás demasiado aventurar, ya que el reparto de carteras aún queda algo lejos, pero se empieza a oír que la cartera se Sanidad podría ser responsabilidad de un representante del partido que lidera Pablo Iglesias.
De momento nos tendríamos que remitir a las propuestas sobre Sanidad que se hicieron en campaña, para intentar intuir qué medidas serían las primeras que podríamos llegar a ver encima de la mesa una vez el nuevo gobierno se forme y empiece a trabajar. En Elmédicointeractivo.com nos recuerdan algunas de ellas. Por ejemplo, por parte del PSOE se habló de eliminar el copago sanitario para pensionistas, de legislar sobre la eutanasia y de potenciar la investigación sobre enfermedades raras. Desde Unidas Podemos en campaña se habló de aumentar la cobertura sanitaria y de asegurar la atención a domicilio en zonas rurales.
A pesar de que todos los partidos políticos coincidan, como ya se ha comentado en este blog, en que es necesario aumentar la financiación de la sanidad, lo que parece poco probable es que veamos un pacto global de todos ellos sobre un modelo sanitario, un marco en el que trabajar a medio y largo plazo, para este país. Hay que acudir a otras instancias del sector sanitario, como por ejemplo al Consejo General de Colegios Oficiales de Farmacéuticos, (CGCOF), para leer, en este caso en un documento que consta de 160 medidas, la petición de un pacto de Estado sobre Sanidad, con el objetivo de garantizar la sostenibilidad, fortalecer el acceso, la universalidad, la calidad y la equidad del Sistema Nacional de Salud.
Para muestra dos botones más. Mientras los partidos políticos prefirieron pasar casi de puntillas sobre la sanidad privada en campaña, hay estamentos como los empresarios y la Fundación IDIS que sí hablan de la colaboración público-privada para que todos nos beneficiemos de los recursos sanitarios existentes. Por ejemplo, desde el IDIS, Marta Villanueva recuerda que al fin y al cabo, Sanidad solo hay una y que los sistemas sanitarios público y privado han de ser complementarios, cada uno con sus características. Y habla de fórmulas de colaboración concretas, como por ejemplo compartir recursos de innovación tecnológica. El objetivo sería que ciudadanos que no tienen un seguro privado puedan optar a realizarse pruebas concretas que se estén ofreciendo en centros privados. Según IDIS, la colaboración público-privada, mediante concesiones puede ser fundamental en la reducción de las listas de espera.
Precisamente sobre listas de espera, y sobre su reducción empleando planes de choque, han hablado hace tan solo unos días en una mesa de directivos organizada desde RedacciónMédica.com. Más allá de datos concretos de centros concretos, logrados con planes concretos, se hablo de líneas de actuación como potenciar la actividad extraordinaria y mantener la ordinaria, potenciar la cirugía mayor ambulatoria, trabajar con la concertada, mejorar la formación y mantener un alto rendimiento quirúrgico.
Sobre viejos y nuevos modelos de sistemas sanitarios merece la pena leer este artículo de Beatriz González López-Valcárcel, catedrática e investigadora en Economía de la Salud. Asumiendo que el Sistema Nacional de Salud español es de aseguramiento obligatorio público universal financiado fundamentalmente con cargo a presupuestos generales del Estado y que el sector público planifica los recursos de los que se dispone para dar servicio a la población, también cuenta que dentro de este sistema se pueden usar diferentes fórmulas de colaboración pública-privada, como por ejemplo la que ahora mismo funciona en Madrid, donde los pacientes pueden decidir libremente ser atendidos en diversos centros públicos o privados.
viernes, 22 de noviembre de 2019
martes, 12 de noviembre de 2019
¿Se está gastando bien lo que se invierte en Sanidad?
Ya ha pasado el tsunami electoral, y ahora todas las miradas están pendientes del enésimo intento de formación de gobierno. Si algo nos quedó claro en campaña electoral, es que todas las formaciones políticas coincidían en que era necesario aumentar la financiación de nuestro sistema sanitario.
Una vez fijada dicha premisa, lo que está por ver es cómo se gasta ese dinero, de la forma más óptima y sin que se pierda dinero por el camino. Vamos, que toda la inversión redunde en beneficio de la asistencia a los pacientes. Al hilo de esto leemos una noticia preocupante en Redacción Médica.com: Cada año se van por el desagüe 22.000 millones que invertimos en sanidad.
Al menos en el artículo referenciado nos dan alguna pista sobre cómo se puede revertir dicha situación. La clave parece estar en medir los resultados en salud, y sobre ello se ha estado debatiendo en el XI Encuentro Global de Directivos de la Salud. Quizás lo más interesante es que se ha hablado de diversas experiencias de medición de resultados ya puestas en marcha en España. Por ejemplo, a nivel de toda España ya funciona el Valtermed que mide la eficacia de los medicamentos o también tenemos la experiencia del Servicio Gallego de Salud, (Sergas), que ha apostado por el big data para sacar resultados. José Ramón Luis-Yagüe, director de relaciones con las CCAA de Farmaindustria, nos da el dato de los 22.000 millones de euros perdidos, comentando que se debe a ineficiencias en la gestión y, más de la mitad, a la pérdida de adherencia de tratamientos. Esto es, tratamientos que no se cumplen.
La eficiencia en la gestión y la medición de resultados se podrían compaginar perfectamente con las propuestas que, previamente a las elecciones, hacían desde el Instituto para el Desarrollo e Integración de la Sanidad (Fundación IDIS). Por ejemplo, nos comentan que la desgravación de los seguros médicos privados puede ahorrar costes al sistema sanitario y de paso, reducir su carga asistencial. Esta propuesta se une a otras reivindicaciones de IDIS que ya conocemos y que se resumen en aumentar la financiación pública en sanidad, (en esto todos de acuerdo), reforzar el modelo de gestión del Sistema Nacional de Salud y aprovechar las fórmulas de colaboración público-privadas. Ojalá se pudiera incidir en esta última, en algo tan racional como que debemos aprovechar al máximo todos los recursos a nuestro alcance, dando acceso a ellos a toda la ciudadanía.
Una vez fijada dicha premisa, lo que está por ver es cómo se gasta ese dinero, de la forma más óptima y sin que se pierda dinero por el camino. Vamos, que toda la inversión redunde en beneficio de la asistencia a los pacientes. Al hilo de esto leemos una noticia preocupante en Redacción Médica.com: Cada año se van por el desagüe 22.000 millones que invertimos en sanidad.
Al menos en el artículo referenciado nos dan alguna pista sobre cómo se puede revertir dicha situación. La clave parece estar en medir los resultados en salud, y sobre ello se ha estado debatiendo en el XI Encuentro Global de Directivos de la Salud. Quizás lo más interesante es que se ha hablado de diversas experiencias de medición de resultados ya puestas en marcha en España. Por ejemplo, a nivel de toda España ya funciona el Valtermed que mide la eficacia de los medicamentos o también tenemos la experiencia del Servicio Gallego de Salud, (Sergas), que ha apostado por el big data para sacar resultados. José Ramón Luis-Yagüe, director de relaciones con las CCAA de Farmaindustria, nos da el dato de los 22.000 millones de euros perdidos, comentando que se debe a ineficiencias en la gestión y, más de la mitad, a la pérdida de adherencia de tratamientos. Esto es, tratamientos que no se cumplen.
La eficiencia en la gestión y la medición de resultados se podrían compaginar perfectamente con las propuestas que, previamente a las elecciones, hacían desde el Instituto para el Desarrollo e Integración de la Sanidad (Fundación IDIS). Por ejemplo, nos comentan que la desgravación de los seguros médicos privados puede ahorrar costes al sistema sanitario y de paso, reducir su carga asistencial. Esta propuesta se une a otras reivindicaciones de IDIS que ya conocemos y que se resumen en aumentar la financiación pública en sanidad, (en esto todos de acuerdo), reforzar el modelo de gestión del Sistema Nacional de Salud y aprovechar las fórmulas de colaboración público-privadas. Ojalá se pudiera incidir en esta última, en algo tan racional como que debemos aprovechar al máximo todos los recursos a nuestro alcance, dando acceso a ellos a toda la ciudadanía.
miércoles, 6 de noviembre de 2019
Acuerdos y desacuerdos en materia de Sanidad de cara a las elecciones
Puede parecer mentira, pero al menos en un aspecto, y sí, hablando de Sanidad, están de acuerdo los cinco principales partidos que se presentan a las elecciones generales del 10 de noviembre. Todos ellos coinciden en que es necesario aumentar el gasto sanitario, es decir, el presupuesto que el Estado dedica a la Sanidad. Dicha confluencia planetaria tuvo lugar hace unos días en un debate electoral organizado por la Asociación Nacional de Informadores Sanitarios (ANIS) en el que tomaron parte representantes del PSOE, PP, Ciudadanos, Unidas Podemos y Vox.
Por ejemplo, la representante del partido en el Gobierno, la doctora Perla Borao, puso como objetivo llegar al 7% del PIB de forma paulatina. De forma parecida se expresó el representante de Ciudadanos, José Antonio Mirón, también médico, que habló de un incremento progresivo del presupuesto. Obviamente en el debate pronto aparecieron los desencuentros, como el que propició el representante de VOX, el doctor Juan Luis Steegmann, que defendió una recentralización de la sanidad, mientras que la mencionada representante socialista, Perla Borao argumentó que centralizar la sanidad no supondría un ahorro y defendió las transferencias.
En el eterno debate sobre las listas de espera, tan solo Ciudadanos y el Partido Popular parecen verbalizar algo tan lógico como el uso, para combatirlas, de todos los recursos a nuestro alcance, lo que debería incluir tanto a la sanidad pública como la privada. La representante del partido socialista sí reconoció que en determinadas situaciones externalizar algunos procesos puede ayudar a reducir las listas de espera, pero acompañó esta frase diciendo que dicha externalización en ocasiones no es buena para la sanidad pública. Dicha afirmación es difícil de entender, ya que acarrea una clara contradicción. Está muy bien, como pide Podemos, fijar unos plazos máximos de espera, tanto en atención primaria como en atención especializada, pero es una pena que todos los partidos políticos no puedan ponerse de acuerdo en algo tan sensato como usar todos los recursos que existen, y no solo pensando en las listas de espera: para dar la mejor atención posible a todos los ciudadanos, que no la disfruten solo los que tienen acceso a un seguro privado.
En la web Acta Sanitaria, tras seguir el mismo debate tienen claro el titular: los partidos políticos no se ponen de acuerdo sobre el papel de la Sanidad Privada en el sistema Nacional de Salud. Hubo más desencuentros, claro está, como cuando se puso sobre el tapete el tema del copago farmacéutico por parte de los pensionistas, con opiniones que oscilan desde su completa eliminación, hasta la progresividad del mismo, pasando por su eliminación pero solo para colectivos como el de los discapacitados.
Pero como ya se ha dicho, sobre las listas de espera el único punto de acuerdo es que hay que reducirlas. En el debate también estuvo Manuel Vilches, del Instituto para el Desarrollo e Integración de la Sanidad, que apuntó que la financiación en el sector privado ha crecido un 30% durante la última década, mientras en el público se ha estancado; y preguntó a los allí presentes si sería interesante favorecer la inversión privada con el objetivo de ahorrar recursos al sector público. La respuesta de los representantes políticos distó mucho de ser uniforme.
Es interesante el aporte que nos hacen desde esta editorial periodística: el problema de la sanidad es la inversión. Ha quedado claro que todos los partidos abogan por aumentar la inversión, sabemos que es necesario. Intentar enfrentar a la sanidad pública con la privada es un viejo error, que se sigue repitiendo, cuando lo que necesitamos es que todos los recursos estén al alcance del ciudadano. Y nos ponen un ejemplo muy gráfico: “¿De verdad alguien se plantea que un ciudadano pueda quedar fuera de un tratamiento que puede salvarle la vida porque en su hospital de referencia no esté disponible pero sí lo esté en un centro privado?”.
La mencionada editorial hace suyas, al menos en parte, las palabras de la carta abierta de Juan Abarca Cidón, como Vilches, representante del Instituto para el Desarrollo e Integración de la Sanidad, que pide voluntad a nuestros representantes políticos para acometer una profunda reforma de la sanidad. Propone tres prioridades; aumentar la financiación, (parece que todo el mundo está de acuerdo), eliminar las listas de espera, (nos recuerda que estas surgieron cuando se suprimieron la gran mayoría de los conciertos que existían con las clínicas privadas en la década de los 80) y el acceso a la innovación tecnológica y farmacéutica. ¿Serían capaces nuestros políticos de articular un pacto de Estado en torno a estas tres premisas? Se antoja complicado de creer.
Por ejemplo, la representante del partido en el Gobierno, la doctora Perla Borao, puso como objetivo llegar al 7% del PIB de forma paulatina. De forma parecida se expresó el representante de Ciudadanos, José Antonio Mirón, también médico, que habló de un incremento progresivo del presupuesto. Obviamente en el debate pronto aparecieron los desencuentros, como el que propició el representante de VOX, el doctor Juan Luis Steegmann, que defendió una recentralización de la sanidad, mientras que la mencionada representante socialista, Perla Borao argumentó que centralizar la sanidad no supondría un ahorro y defendió las transferencias.
En el eterno debate sobre las listas de espera, tan solo Ciudadanos y el Partido Popular parecen verbalizar algo tan lógico como el uso, para combatirlas, de todos los recursos a nuestro alcance, lo que debería incluir tanto a la sanidad pública como la privada. La representante del partido socialista sí reconoció que en determinadas situaciones externalizar algunos procesos puede ayudar a reducir las listas de espera, pero acompañó esta frase diciendo que dicha externalización en ocasiones no es buena para la sanidad pública. Dicha afirmación es difícil de entender, ya que acarrea una clara contradicción. Está muy bien, como pide Podemos, fijar unos plazos máximos de espera, tanto en atención primaria como en atención especializada, pero es una pena que todos los partidos políticos no puedan ponerse de acuerdo en algo tan sensato como usar todos los recursos que existen, y no solo pensando en las listas de espera: para dar la mejor atención posible a todos los ciudadanos, que no la disfruten solo los que tienen acceso a un seguro privado.
En la web Acta Sanitaria, tras seguir el mismo debate tienen claro el titular: los partidos políticos no se ponen de acuerdo sobre el papel de la Sanidad Privada en el sistema Nacional de Salud. Hubo más desencuentros, claro está, como cuando se puso sobre el tapete el tema del copago farmacéutico por parte de los pensionistas, con opiniones que oscilan desde su completa eliminación, hasta la progresividad del mismo, pasando por su eliminación pero solo para colectivos como el de los discapacitados.
Pero como ya se ha dicho, sobre las listas de espera el único punto de acuerdo es que hay que reducirlas. En el debate también estuvo Manuel Vilches, del Instituto para el Desarrollo e Integración de la Sanidad, que apuntó que la financiación en el sector privado ha crecido un 30% durante la última década, mientras en el público se ha estancado; y preguntó a los allí presentes si sería interesante favorecer la inversión privada con el objetivo de ahorrar recursos al sector público. La respuesta de los representantes políticos distó mucho de ser uniforme.
Es interesante el aporte que nos hacen desde esta editorial periodística: el problema de la sanidad es la inversión. Ha quedado claro que todos los partidos abogan por aumentar la inversión, sabemos que es necesario. Intentar enfrentar a la sanidad pública con la privada es un viejo error, que se sigue repitiendo, cuando lo que necesitamos es que todos los recursos estén al alcance del ciudadano. Y nos ponen un ejemplo muy gráfico: “¿De verdad alguien se plantea que un ciudadano pueda quedar fuera de un tratamiento que puede salvarle la vida porque en su hospital de referencia no esté disponible pero sí lo esté en un centro privado?”.
La mencionada editorial hace suyas, al menos en parte, las palabras de la carta abierta de Juan Abarca Cidón, como Vilches, representante del Instituto para el Desarrollo e Integración de la Sanidad, que pide voluntad a nuestros representantes políticos para acometer una profunda reforma de la sanidad. Propone tres prioridades; aumentar la financiación, (parece que todo el mundo está de acuerdo), eliminar las listas de espera, (nos recuerda que estas surgieron cuando se suprimieron la gran mayoría de los conciertos que existían con las clínicas privadas en la década de los 80) y el acceso a la innovación tecnológica y farmacéutica. ¿Serían capaces nuestros políticos de articular un pacto de Estado en torno a estas tres premisas? Se antoja complicado de creer.
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