La verdad es que la situación ahora mismo en Madrid es preocupante, pero a veces es necesario poner un poco las cosas en el contexto adecuado para, sin dejar de estar francamente alarmados, no perder nunca la perspectiva. Una de las cosas que tenemos que tener en cuenta es que ahora se está rastreando mucho más que en marzo y en abril. Sí, se debería hacer más y mejor, pero el hecho es que mirar solo la cifra de enfermos detectados por PCR no nos da una visión fiel de lo que pasa, ya que en la primera oleada se detectaban básicamente enfermos, y no precisamente los más leves, y ahora estamos contabilizando enfermos graves, leves y también a muchas personas que han pasado, o están pasando, la infección de forma asintomática.
Otro aspecto que hay que tener en cuenta es que es complicado evaluar la situación en España de forma global. Se podría decir que cada comunidad autónoma está trazando su propia curva, y que mientras que regiones como Aragón y Cataluña, que han sido las primeras en pasarlo mal, ya empiezan a dar muestras de control de los datos, en las demás, que hemos ido detrás, la situación aún está empeorando. Aunque, también es cierto que Fernando Simón en su intervención diaria de ayer fue moderadamente optimista, y comentó que la evolución en la comunidad de Madrid es favorable y que ve síntomas de estabilización en muchas provincias españolas.
Tampoco deberíamos dejarnos llevar por el optimismo, una vez hechos todos los incisos posibles, ya que ahora mismo en Madrid nos encontramos con una huelga en ciernes en la atención primaria y con nuestros hospitales encabezando el ranking de camas ocupadas por covid-19, con un 17%. Ya llegan noticias de que se suspenden algunas intervenciones y de pacientes derivados de un centro a otro para equilibrar la situación ya que, lógicamente, hay zonas más afectadas que otras. Las palabra de Simón traen cierta tranquilidad, pero la verdad es que ahora mismo ya tenemos a más de 300 pacientes ingresados en la UCI y las cifras de contagios diarios están en la parte más alta de la curva, con lo que la situación no va a mejorar a corto plazo.
Como señalan desde ASPE, podemos estar en el momento crucial para no repetir los errores cometidos en la primera oleada, cuando centros privados y concertados pusieron a disposición de los gobiernos autonómicos gran número de camas de hospital, tanto convencionales como UCI, y solo se usaron en parte, prefiriendo en ocasiones los representantes políticos optar por otras soluciones más efectistas, pero no por ello más efectivas, como hospitales de campaña u provisionales, por ejemplo el de IFEMA, aquí en Madrid. En marzo y abril hubo hospitales que se mantuvieron abiertos, por ser de primera necesidad, pero que no tenían apenas actividad, ya que su labor cotidiana estaba paralizada, y a la vez, no se derivaban allí enfermos de coronavirus. Es necesario coordinar los esfuerzos de los sectores público y privado, poniendo todos los recursos sobre la mesa, pero no de cualquier manera. Tal vez fijándose en cómo lo han hecho países como Francia y Alemania. El reto está en nuestro tejado. Por segunda vez.
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