jueves, 29 de octubre de 2020

El coronavirus no perdona a nadie en Europa

Ya en su primera oleada el coronavirus golpeó con muchísima dureza por toda Europa, pero nos quedamos con la sensación de que España e Italia absorbieron buena parte de ese golpe, quizás porque empezamos a sufrir primero. Pero sí es cierto que algunos países como Portugal y Grecia consiguieron, aunque sólo fuera parcialmente, sortear lo más duro del embate.

La segunda ola, por su parte, parece avanzar de forma inmisericorde, poco dispuesta a dejar a ningún país del viejo continente indemne. ¿Por qué se ceba así el virus en Europa? Casi nunca hay una sola causa. En parte puede ser que estemos recabando datos, e informando de ellos, con más seriedad que otros muchos países. Dicho de forma coloquial, puede que en otras latitudes no sepamos realmente “cuánto” SARS-CoV-2 hay ni por aproximación. También hay algunos expertos que esgrimen que puede haber factores genéticos que hagan que los ciudadanos europeos estemos más expuestos a sufrir la enfermedad de forma grave. Muy interesante, al respecto, esta entrevista al genetista Luis Izquierdo.

Si bien España cuenta con el dudoso honor de haber encabezado los rankings de fallecimientos y el ritmo en el crecimiento de casos, ya casi nadie se salva y hay países en los que la expansión de la epidemia está, ahora mismo, aún más desbocada que aquí. Podría ser el caso de Francia, donde ayer mismo Macron decretó un confinamiento domiciliario que entrará en vigor mañana viernes. Se trata de un confinamiento prácticamente total aunque no tan estricto como el que vivimos aquí la pasada primavera.

En España hoy siguen acumulándose las noticias sobre comunidades autónomas que se cierran de forma perimetral, incluyendo a Madrid, aunque en nuestro caso la presidenta Ayuso quiere que el cierre solo esté en vigor durante los puentes, el de Todos los Santos y el de la Almudena. En unos casos y otros habrá que ver en las dos próximas semanas si las medidas empiezan a dar resultado o si nos vemos abocados a confinamientos u otro tipo de soluciones más duras.

Hoy nos levantábamos, además, con la noticia de que la gran difusión (y tan homogénea) que está teniendo el virus en Europa puede estar motivada por una nueva variante genética del virus SARS-Cov-2 (lo que se suele llamar una nueva cepa) que podría haberse originado en España durante el verano, y que después habría llegado a otros países europeos transmitida por trabajadores agrícolas. Se trata de un estudio preprint, (de los que tanto abundan últimamente, quizás demasiado) que por lo tanto aún no ha sido sometido a la revisión por pares ni publicado formalmente; y como tal hay que tomárselo.

Sea cual fuera la causa de la virulencia, y nunca mejor dicho, que muestra la transmisión del virus por todo continente, a los ciudadanos nos tranquilizaría, al menos en parte, ver una respuesta coordinada por parte de la UE y países vecinos, aunque se antoja difícil, ya que al parecer ni siquiera un país como España es capaz de unificar criterios en la lucha contra la pandemia. También parece complicado encontrar un país que pueda liderar esta respuesta, o servir como espejo en el cual mirarnos. Alemania ha sido quizás, de entre los países europeos más poblados, quien mejor ha contenido la transmisión, y además están tomando medidas más duras que nosotros, antes que nosotros, pero la situación empieza a ser muy delicada y también han roto su techo de casos.

El refrán dice que cuando las barbas de tu vecino veas pelar, pongas las tuyas a remojar. Viendo que los grandes países europeos se encaminan hacia confinamientos, más o menos estrictos, con más o menos excepciones, tal vez deberíamos prepararnos para ser los siguientes.

viernes, 23 de octubre de 2020

¿Es necesaria una auditoría de la gestión de la lucha contra coronavirus?

La verdad es que empiezan a ser muchas las voces cualificadas que dicen que sí, que no solo es necesaria, sino que es imprescindible y urgente. Una auditoría, por supuesto, científica y técnica, no política, llevada a cabo por expertos independientes, y realizada con el afán de saber qué se ha hecho bien, qué se ha podido hacer mal y, muy especialmente, qué se podría mejorar a partir de ahora. Porque, lamentablemente, esto no se ha acabado. Ni mucho menos.

Peticiones de este tipo ha habido varias a lo largo de los últimos meses. Una de la más reciente viene firmada por los médicos, concretamente por la Federación de Asociaciones Científico Médicas Españolas (Facme). Aunque reconocen que el plan de Actuaciones de respuesta coordinada para el control de la transmisión de Covid-19, actualmente un documento aún en borrador, está más elaborado que planes anteriores, consideran que debería haber sistemas de auditoría externa que analicen las medidas tomadas y aporten mejoras hacia el futuro. Vamos, lo lógico.

Recordemos que este documento (intentaremos hablar más despacio sobre él cuando se presente la versión oficial) presenta cuatro niveles de riesgo diferentes (más un quinto escenario en el cual las cosas van razonablemente bien). Desde Facme piensan que las autoridades autonómicas y/o municipales deberían ser las encargadas de adaptar a sus territorios las medidas propuestas.

Paradójicamente el ministro de Sanidad, Salvador Illa, ante la que ha sido la petición de auditoría que más eco ha recibido, ha mostrado su “buena predisposición” a realizarla. Estamos hablando de la carta publicada en la revista The Lancet donde expertos españoles y de otros países, a los que se sumaron numerosas sociedades científicas, pedían una "evaluación independiente e imparcial" de la labor realizada tanto por el gobierno central como por los 17 gobiernos autonómicos. Uno de los firmantes de la carta, Joan Carles March, ha dicho que sería muy importante no solo para afrontar la situación actual, también para prepararse contra futuras pandemias.

Se quieren evaluar muchos aspectos, no solo sanitarios; también las circunstancias sociales y económicas que han podido influir. Por desgracia, encabezamos muchos rankings negativos: somos el peor país en aprovechar la colaboración de la sanidad privada, en julio un informe de la Universidad de Cambridge calificó nuestra gestión de la primera ola como la peor de la OCDE y actualmente estamos presentando cifras críticas en la segunda ola. No es demasiado consuelo ver que muchos otros países europeos también van a peor. Hay mucho, demasiado por evaluar.




jueves, 15 de octubre de 2020

¿Por qué sería malo para todos subir el IVA a la sanidad privada?

La verdad es que es muy difícil no dejarse arrastrar por el tsunami que está suponiendo en nuestras vidas el coronavirus, y se hace harto complicado tocar toda clase de temas relacionados con la sanidad como hacíamos tan solo hace unos meses en estas líneas. Pero hay veces en las que se hace necesario hacer una pequeña pausa, tomar aire y revisar con un poco de calma la actualidad, fijarse en esas noticias que pasan un poco desapercibidas porque al momento quedan sepultadas con una cantidad ingente de datos, número de casos, tasas de incidencia y, por desgracia, cifras de fallecimientos causados por la covid-19.

Uno de los temas de los que se ha hablado, pero no lo suficiente, es la hipotética intención del Gobierno (de momento lo están evaluando) de gravar tanto la sanidad como la educación privadas con un IVA del 21%, en el marco de otros cambios posibles en los que determinados productos pasarían de IVAs reducidos (el 4% o el 10%) al IVA máximo, actualmente del 21%. 

En el caso de las actividades educativas y sanitarias hablaríamos de saltar de golpe de estar exentas a un IVA máximo. Esto ya choca de por sí. Además, en el caso de anular la exención es francamente llamativo que se imponga, un IVA máximo a actividades esenciales y de primera necesidad, como si se trataran prácticamente de artículos de lujo o innecesarios.

Según Isidro Díaz de Bustamante, presidente de la Asociación de Centros y Empresas de Hospitalización Privada, la propuesta busca desincentivar el uso de la sanidad privada, y es contraria al interés general. No solo señala lo que ya se ha comentado, que hablamos de un servicio de primera necesidad, sino que nos recuerda que la exención del IVA está presente para la sanidad en todos los Estados de la Unión Europea. Pone como ejemplo precisamente la Comunidad de Madrid, donde la sanidad privada presta servicio a 2,6 millones de habitantes. Indudablemente habría un traspaso de pacientes hacia la sanidad pública lo que redundaría en un aumento del gasto público.

Desde la patronal catalana Fomento del Trabajo opinan que que "gravar con IVA la sanidad privada agravaría la viabilidad de la pública y las listas de espera". También creen que si finalmente se llevara a cabo iría en contra de los principios de la Unión Europea y que, además, perjudicaría a todos los ciudadanos.

Por su parte, Pepe Álvarez, secretario general de UGT, considera que "en estos momentos las subidas del IVA no son aconsejables”. Está claro que las subidas de IVA son una decisión aparentemente fácil de tomar cuando se quiere ingresar dinero de impuestos de forma rápida y constante. Ahora bien, cuando se toman decisiones de este tipo casi nunca se piensa en el sector afectado, ni en la repercusión que tendrá un aumento del 21% en el precio de un servicio esencial ni, mucho menos, en los ciudadanos. 

Actualización: Recién publicada esta pequeña reflexión sale alguna novedad al respecto. La última hora es que la ministra de Hacienda, María Jesús Montero, ha dejado entrever, según publican en Redacción Médica, que finalmente se descarta aplicar un IVA del 21% a los servicios que da la sanidad privada. Imaginamos que esto también incluye a la educación privada y otro tipo de servicios como, por ejemplo, las autoescuelas. Como veníamos comentando, y como recuerdan los representantes de diversos colegios profesionales, la exención actualmente aplicada emana de una Directiva europea y sería, por lo tanto, de obligado cumplimiento.


viernes, 9 de octubre de 2020

Coronavirus en Madrid: el culebrón que no cesa nos lleva al estado de alarma

Es una pena constatar que ahora mismo, en lugar de hablar de cómo afrontar mejor entre todos la lucha contra el coronavirus SARS-CoV-2, de cómo orientar todos los recursos disponibles, públicos y privados, en pos de un objetivo común, y de la evolución de la enfermedad en nuestra Comunidad, estamos a otra cosa. Los ciudadanos asistimos a discusiones entre los responsables políticos de las diferentes administraciones, con la guinda de la incertidumbre de no saber si las decisiones tomadas van a ser refrendadas o, por el contrario, anuladas o modificadas por el poder judicial.

Entre las últimas novedades tenemos que el Tribunal Superior de Justicia de Madrid, alegando que afectaban a derechos y libertades fundamentales, anuló las medidas tomadas por el ministro Illa para confinar, especialmente, la ciudad de Madrid. Recordemos que en primera instancia la Comunidad puso en marcha confinamientos perimetrales que afectaban a unos barrios de Madrid capital y a otros no. Posteriormente el gobierno central ha optado porque toda España se someta a unas restricciones que, en función de tres baremos, marquen en qué momento se tiene que confinar una ciudad por completo.

Tras el varapalo judicial la situación cambió de nuevo, y el presidente Sánchez sugirió que iba optar por el estado de alarma en Madrid, pero ateniéndose a sus compromisos iba a abrir un nuevo proceso de negociación con la presidenta Ayuso. Mientras tanto, los ciudadanos madrileños hemos estado durante unas horas (y estaremos hasta que lo diga el BOE) sin unas restricciones claras que cumplir y escuchando peticiones, no respaldadas por normas, de que restrinjamos la movilidad. Pues bien, el culebrón en los últimos instantes acaba de dar un paso más, y finalmente desde el gobierno central ha decidido de forma unilateral decretar el estado de alarma para poder confinar Madrid y otras localidades de forma perimetral. Alegan que la Comunidad no ha aceptado ninguno de los escenarios propuestos por el gobierno. Esta decisión, motivada por la falta de acuerdo, junto a la guerra de cifras que se traen ambos gobiernos entre manos, cada uno de ellos respaldado por diversos medios de comunicación, va a traer cola. Ahora mismo los madrileños estamos confusos y a la expectativa, sin saber a ciencia cierta qué es lo que podemos hacer, y lo que no, y desde cuándo.

Y es inevitable pensar que, mientras todo el lío tiene que ver con un tipo muy concreto de medidas, no se habla de nada más. No se habla de los recursos del sistema sanitario que no se refuerzan, no se habla de la atención primaria, no se habla de que sería conveniente tener más rastreadores y no se habla de los últimos consejos de la comunidad científica, que advierten de la importancia ya demostrada del contagio por aerosoles, lo que multiplica la importancia del uso adecuado de las mascarillas y de la ventilación. No se habla de muchas cosas. Por ejemplo, no sabemos si llegó a buen puerto el acuerdo de colaboración con la sanidad privada para que se de oxígeno al sistema de salud madrileño con el uso de esos recursos que ya están ahí, a nuestra disposición. Y lo mismo con la puesta en marcha de los hoteles medicalizados. Por favor, que las discusiones entre administraciones y las guerras de cifras no nos hagan olvidar todo esto. Lo más importante El coronavirus sigue ahí.


jueves, 1 de octubre de 2020

¿Es posible diferenciar la gripe, el catarro y la covid-19?

En las últimas semanas casi todos los medios de comunicación españoles han publicado algún tipo de artículo sobre las diferencias que existen en los síntomas de la covid-19 (la enfermedad provocada por el coronavirus SARS-CoV-2), la gripe y los catarros o resfriados (algunos de ellos, por cierto, provocados por otros tipos de coronavirus). Como ciudadanos damos la bienvenida a este tipo de noticias, ya que todos demandamos toda la información posible, pero nunca hay que perder la perspectiva: a día de hoy ni siquiera un médico es capaz de diagnosticar la covid-19 con certeza absoluta, sin recurrir a una prueba, ya sea serológica o PCR, que se lo confirme.

Y todos tenemos que tener claro una cosa: ante cualquier síntoma sospechoso, o si hemos sido contactos de un caso, hemos de contactar con nuestro sistema de salud.

Dicho esto, por ejemplo en Redacción Médica, da algunas claves Isabel Jimeno, responsable de vacunas de la de la Sociedad Española de Médicos Generales y de Familia (SEMG). Indica que los catarros, más banales, suelen cursar sin fiebre, o fiebre baja, y que covid y gripe coinciden en cursar con fiebre, mialgias y tos. Pero remarca que el paciente de covid-19 puede perder en muchos casos el olfato y el sabor de las cosas, y en ocasiones el afectado sufre empeoramientos bruscos.

En Informaria digital han hablado con el doctor José Daniel Alcázar, jefe del Servicio de Neumología del Hospital Quirónsalud Málaga, que comenta que puede ser complicado discernir entre las tres enfermedades en sus primeras fases. Si se presenta astenia (fatiga general) y fiebre alta lo lógico es descartar los catarros. Tanto la gripe como la covid suelen presentar complicaciones respiratorias, pero es más frecuente en la afección provocada por el coronavirus. El doctor Alcázar recomienda estar atento a síntomas como la tos y el ahogo. También incide en que el comienzo de la covid es más paulatina que la de la gripe.

A la hora de contactar con los servicios sanitarios es importante explicitar, además de los síntomas, si creemos que hemos tenido contacto con algún caso de covid-19. Aunque muchos artículos recomiendan establecer el contacto ante síntomas concretos, la verdad es que todas las comunidades autónomas cuentan con teléfonos específicos para la atención de esta enfermedad donde podemos dejar que un experto decida si nuestros síntomas son relevantes o no. Y dada la situación de pandemia que vivimos, y del riesgo no solo para nosotros, sino para toda la sociedad, lo más oportuno es confiar en el trabajo de los profesionales de la sanidad.