viernes, 18 de noviembre de 2022

¿Por qué los rankings de inversión por paciente y de las listas de espera son tan diferentes?

Según la Estadística de Gasto Sanitario Público correspondiente al año 2020, que se puede consultar (en formato PDF) en la web del Ministerio de Sanidad, España gasta en sanidad pública el 8% de su PIB, un total de 90.317 millones de euros que, lo que supone un total de 1.907 euros por habitante cada año. De esa cantidad, 1.638 euros por cada ciudadano lo aportan las comunidades autónomas.


Como cuentan en los medios, si hacemos un ranking de dicho gasto por cada sistema sanitario se ven diferencias apreciables que merece la pena comentar. Así, en la parte más alta del ranking podemos encontrar al País Vasco, que dedica 1.948 euros por habitante, y en el último lugar a Andalucía, que lo reduce hasta 1.398 euros por ciudadano. A Madrid la podemos encontrar en la parte más baja de dicho ranking, con un gasto de 1.497 euros por habitante; además es la que destina un porcentaje más bajo de su PIB: un 4,7 % de su PIB.


Si revisamos un tipo de ranking muy diferente, el de las listas de espera para ser operado, resulta que también lo encabeza el País Vasco, con 71 días de espera, pero en segundo lugar está la Comunidad de Madrid ocupa el segundo lugar con 73 días. Por contra, Aragón y Cataluña son las comunidades autónomas que más días de espera tienen para ser intervenido quirúrgicamente, con 183 y 156. Algo se está gestionando de forma más eficiente en Madrid.


En realidad si se analizan con calma las cifras del ranking de gasto por ciudadano, Madrid no está excesivamente lejos de la media. Pero es más que legítimo pedir que esta cifra aumente. Siempre redundará, si se gestiona bien, en más y mejores servicios para los ciudadanos madrileños, y se reforzarían los servicios en los que ha habido carencias, como la urgencias de Atención Primaria. (Al menos parece que se ha llegado a un acuerdo en este ámbito y se ha desconvocado la huelga)


Pero por otro lado lo más inteligente es pedir que se mantenga y refuerce aquello que se está haciendo bien. Que se incida en el fomento de la colaboración público-privada, ya que está dando buenos resultados, y que se pise el acelerador en “la receta” que permite encabezar los rankings de menores cifras de listas de espera, porque nunca es suficiente, siempre hay que mejorar estas cifras hasta que tiendan a cero.


Para muestra un botón. Hace unos meses se supo que el Hospital Fundación Jiménez Díaz lidera en eficiencia a los hospitales madrileños, según los datos del Cuadrante de Eficiencia Hospitalaria de la UNED. Se analizaron los ocho hospitales madrileños encuadrados en el grupo de alta complejidad. La Fundación Jiménez Díaz, que es un hospital público de gestión indirecta, un ejemplo de colaboración público-privada, lideró tanto el Indicador de Gestión, que mide la eficiencia económica, como el Indicador de Eficiencia Asistencial.


Merece la pena recordar que anteriormente, en 2020, el Hospital Rey Juan Carlos, en Móstoles, un hospital de media complejidad que también funciona en régimen de gestión privada, fue el que obtuvo mejores datos de eficiencia cuando se analizaron seis hospitales de la zona sur de la Comunidad de Madrid. De ellos, el Rey Juan Carlos fue el que presentó un menor tiempo de espera de los usuarios, tanto para ser recibidos en consulta como para ser operados, a la vez que era el que requería menor financiación.


Parece bastante claro que es compatible pedir más recursos, cuantos más mejor, pero a la vez exigir que se gestionen de la forma más eficiente posible.

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