Últimamente hemos hablado bastante en este blog de diversos rankings que miden la calidad de la sanidad (mejores centros, mejores médicos…) en función de distintos baremos. Esta semana se ha hecho público el Índice de Excelencia Hospitalaria, IEH 2019, que elabora el Instituto Coordenadas de Gobernanza y Economía Aplicada, en base a encuestas realizadas a 2.000 profesionales de la salud de toda España. Dicho índice nos ofrece diversos rankings o clasificaciones: por especialidades, los cinco mejores hospitales de cada comunidad autónoma y, quizás el más llamativo, el ranking de los 10 mejores hospitales de España, que incluye tanto hospitales públicos como privados.
Pues bien, un año más, y ya van cinco de forma consecutiva, y siempre según este índice, la Fundación Jiménez Díaz ha sido considerada por los profesionales encuestados el mejor hospital de España. El índice mide aspectos como la calidad asistencial, la satisfacción del paciente, la innovación y la atención personalizada, entre otros.
Recordemos que el Hospital Fundación Jiménez Díaz, a pesar de ser de gestión privada, es uno de los centros cuyos servicios puede usar cualquier ciudadano madrileño, gracias a una fórmula de colaboración público-privada que está demostrando, entre otras cosas, que sirve para combatir las listas de espera, además de para garantizar la libre elección de médico de atención primaria, de centro y de especialistas a los madrileños.
La verdad es que si eres ciudadano madrileño puedes estar contento, al menos más satisfecho que los habitantes de otras comunidades, al ver que son nada más y nada menos que 5 los hospitales de la Comunidad de Madrid que se han colado en el top 10 de los mejores hospitales españoles. Obviamente hay que tener en cuenta que Madrid es una de la comunidades más pobladas, pero aún así el dato es francamente positivo.
martes, 31 de diciembre de 2019
lunes, 23 de diciembre de 2019
Nuevos retos de la sanidad y cómo financiarlos
Es cierto que muchos de los problemas de nuestra sanidad son estructurales, y no tenemos más que mirar las últimas cifras sobre listas de espera que hemos analizado en los posts anteriores para comprobar que algunos problemas se enquistan y se arrastran durante décadas. Pero cada generación tiene que afrontar nuevas situaciones y está claro que el envejecimiento de la población europea, y española, es uno de los retos más grandes que tiene nuestra sanidad hoy en día.
Isidro Díaz de Bustamante, en su último artículo en ConSalud.es, nos da algunos datos extraídos del “Informe sobre Envejecimiento” de la Comisión Europea. Nos dice, por ejemplo, que los mayores de 65 años van a pasar de ser el 20,2% de la población española en 2.020, a ser más del 32,2% en 2.050. El crecimiento del sector de la población mayor de 80 años es aún más rápido, se podría decir que exponencial. Estamos ante un problema que nace de un éxito: el gran aumento de la esperanza de vida logrado durante el siglo XX y años sucesivos.
Isidro Díaz de Bustamante señala a Japón como país al que hay que mirar en este ámbito de la sanidad, ya que es el más envejecido y lleva años trabajando a la largo plazo, con miras a adaptarse de cara al futuro cercano. Ya presentan, por ejemplo, ratios de enfermeros y de camas de hospital por cada 1.000 habitantes muy superiores a las medias de la OCDE. Desde la Asociación de Centros y Empresas de Hospitalización Privada de Madrid (ACEHM) que él preside, se ponen a disposición de la Comunidad de Madrid para colaborar a afrontar un escenario que ya está aquí, en el que predominarán las enfermedades crónicas y las pluripatologías. A buen seguro está colaboración, y todos los medios posibles, serán necesarios.
Lo que es un hecho es que la inversión en sanidad privada crece sin cesar. Un día leemos la noticia de la apertura de una nueva clínica en el centro de una ciudad como Badalona, mientras que unos días antes habíamos leído que la sanidad privada gallega ya hace una de cada tres operaciones con hospitalización en dicha comunidad autónoma. Según nos cuentan desde el informe-diagnóstico sobre la sanidad en Galicia que ha presentado Ahosgal, la asociación que agrupa a los hospitales privados gallegos, los centros que representan se han hecho cargo, también, de un tercio de las urgencias. Asimismo, estiman que su labor ha supuesto para el SERGAS, (el sistema sanitario gallego), un ahorro que se acerca a los 1.000 millones de euros. Estiman que, analizando todos los datos, habría que incidir en fórmulas de colaboración entre la sanidad pública y la privada.
Sobre inversión en el sector sanitario privado también se ha hablado estos días en Córdoba, en el marco de un foro sobre gestión sanitaria promovido por la Fundación La Arruzafa. Gonzalo Casino, director de Consultoría en Sanidad de Deloitte, uno de los participantes en la jornada, aseveró que la inversión en sanidad privada va a continuar creciendo, incluso si se ralentiza la economía. Ya lo hizo en el pasado, donde la inversión muestra un crecimiento constante incluso en época de crisis. Dejando aparte el tema de la inversión, este experto comentó también que uno de los retos a los que se enfrenta el sector es la sostenibilidad, y que para ello va a jugar un papel crucial el uso que se haga de la tecnología.
De cara al futuro parece que estamos abocados a adaptarnos a las nuevas necesidades que demanda la sociedad, ya sean debidos a cambios en la pirámide poblacional o de otro tipo, y que habrá que acometer los cambios estructurales y las inversiones necesarias para ello. En cuando a las inversiones parece claro que lo más inteligente es aprovechar todas las armas a nuestro alcance, y eso incluye la sanidad pública y la sanidad privada. Y el mejor escenario incluye la colaboración entre ambas para que todos los ciudadanos puedan hace uso de todos los recursos existentes.
Isidro Díaz de Bustamante, en su último artículo en ConSalud.es, nos da algunos datos extraídos del “Informe sobre Envejecimiento” de la Comisión Europea. Nos dice, por ejemplo, que los mayores de 65 años van a pasar de ser el 20,2% de la población española en 2.020, a ser más del 32,2% en 2.050. El crecimiento del sector de la población mayor de 80 años es aún más rápido, se podría decir que exponencial. Estamos ante un problema que nace de un éxito: el gran aumento de la esperanza de vida logrado durante el siglo XX y años sucesivos.
Isidro Díaz de Bustamante señala a Japón como país al que hay que mirar en este ámbito de la sanidad, ya que es el más envejecido y lleva años trabajando a la largo plazo, con miras a adaptarse de cara al futuro cercano. Ya presentan, por ejemplo, ratios de enfermeros y de camas de hospital por cada 1.000 habitantes muy superiores a las medias de la OCDE. Desde la Asociación de Centros y Empresas de Hospitalización Privada de Madrid (ACEHM) que él preside, se ponen a disposición de la Comunidad de Madrid para colaborar a afrontar un escenario que ya está aquí, en el que predominarán las enfermedades crónicas y las pluripatologías. A buen seguro está colaboración, y todos los medios posibles, serán necesarios.
Lo que es un hecho es que la inversión en sanidad privada crece sin cesar. Un día leemos la noticia de la apertura de una nueva clínica en el centro de una ciudad como Badalona, mientras que unos días antes habíamos leído que la sanidad privada gallega ya hace una de cada tres operaciones con hospitalización en dicha comunidad autónoma. Según nos cuentan desde el informe-diagnóstico sobre la sanidad en Galicia que ha presentado Ahosgal, la asociación que agrupa a los hospitales privados gallegos, los centros que representan se han hecho cargo, también, de un tercio de las urgencias. Asimismo, estiman que su labor ha supuesto para el SERGAS, (el sistema sanitario gallego), un ahorro que se acerca a los 1.000 millones de euros. Estiman que, analizando todos los datos, habría que incidir en fórmulas de colaboración entre la sanidad pública y la privada.
Sobre inversión en el sector sanitario privado también se ha hablado estos días en Córdoba, en el marco de un foro sobre gestión sanitaria promovido por la Fundación La Arruzafa. Gonzalo Casino, director de Consultoría en Sanidad de Deloitte, uno de los participantes en la jornada, aseveró que la inversión en sanidad privada va a continuar creciendo, incluso si se ralentiza la economía. Ya lo hizo en el pasado, donde la inversión muestra un crecimiento constante incluso en época de crisis. Dejando aparte el tema de la inversión, este experto comentó también que uno de los retos a los que se enfrenta el sector es la sostenibilidad, y que para ello va a jugar un papel crucial el uso que se haga de la tecnología.
De cara al futuro parece que estamos abocados a adaptarnos a las nuevas necesidades que demanda la sociedad, ya sean debidos a cambios en la pirámide poblacional o de otro tipo, y que habrá que acometer los cambios estructurales y las inversiones necesarias para ello. En cuando a las inversiones parece claro que lo más inteligente es aprovechar todas las armas a nuestro alcance, y eso incluye la sanidad pública y la sanidad privada. Y el mejor escenario incluye la colaboración entre ambas para que todos los ciudadanos puedan hace uso de todos los recursos existentes.
viernes, 13 de diciembre de 2019
¿Y cómo se pueden reducir las listas de espera?
Pues evidentemente, según a qué agente social mires, te puedes encontrar unas propuestas diferentes sobre la mesa. Esta semana hemos leído en prensa, por ejemplo, las recriminaciones que el sindicato de funcionarios CSIF le hace a la Generalitat de Cataluña esgrimiendo el grave dato de las listas de espera de la comunidad catalana: más de 168.000 pacientes, por encima del resto de las comunidades autónomas. A juicio del sindicato se debe a los recortes que sufrió la sanidad durante la crisis económica y hacen hincapié también en la falta de personal, que se traduce en que no se cubren bajas y libranzas.
También han hablado sobre reducir las listas de espera y garantizar la sostenibilidad del sistema sanitario los directores generales de Asistencia Sanitaria de Islas Baleares, Extremadura y Comunidad de Madrid, en un encuentro que ha tenido lugar en la Torre Ilunion, en Madrid. Recordemos en este punto que la Comunidad de Madrid ha sido la que ha salido mejor parada en el recientemente publicado informe del Sistema de Información de Listas de Espera del Sistema Nacional de Salud, del que hablamos extensamente la semana pasada.
Entre otros temas, como de las diferencias específicas de cada comunidad autónoma, hablaron de los esfuerzos realizados en el ámbito de las listas. La directora general de Asistencia Sanitaria de Baleares, Eugenia Carandell, comentó que han creado un grupo de 46 expertos para trabajar a fondo sobre el tema, ya que cuando ponen en marcha medidas de choque solo funcionan temporalmente, y al finalizar su aplicación las listas de espera vuelven a repuntar. Alguna de las soluciones que cree que pueden ponerse en marcha son, por ejemplo, el refuerzo de la atención domiciliaria o la apuesta por la creación de una nueva figura: el “paciente experto”.
El representante de Madrid, Manual de la Puente, director general del Proceso Integrado de Salud en la Comunidad, tal y como nos cuentan en Servimedia, destacó por un lado la alta cualificación de los profesionales que trabajan en el sistema sanitario madrileño, y que seis hospitales de Madrid están entre los 10 mejor valorados de España, según el índice de Reputación Sanitaria. Pero también dijo que están aplicando un plan de choque para reducir las listas de espera, e incidió en que hay que dar al paciente atención de calidad, y en el uso de fórmulas como la colaboración público-privada. Recordemos que en Madrid se da la opción a los pacientes de elegir dónde recibir asistencia tanto primaria como hospitalaria, y tanto en centros público como en algunos privados. Y si nos atenemos a los datos están obteniendo resultados positivos
También han hablado sobre reducir las listas de espera y garantizar la sostenibilidad del sistema sanitario los directores generales de Asistencia Sanitaria de Islas Baleares, Extremadura y Comunidad de Madrid, en un encuentro que ha tenido lugar en la Torre Ilunion, en Madrid. Recordemos en este punto que la Comunidad de Madrid ha sido la que ha salido mejor parada en el recientemente publicado informe del Sistema de Información de Listas de Espera del Sistema Nacional de Salud, del que hablamos extensamente la semana pasada.
Entre otros temas, como de las diferencias específicas de cada comunidad autónoma, hablaron de los esfuerzos realizados en el ámbito de las listas. La directora general de Asistencia Sanitaria de Baleares, Eugenia Carandell, comentó que han creado un grupo de 46 expertos para trabajar a fondo sobre el tema, ya que cuando ponen en marcha medidas de choque solo funcionan temporalmente, y al finalizar su aplicación las listas de espera vuelven a repuntar. Alguna de las soluciones que cree que pueden ponerse en marcha son, por ejemplo, el refuerzo de la atención domiciliaria o la apuesta por la creación de una nueva figura: el “paciente experto”.
El representante de Madrid, Manual de la Puente, director general del Proceso Integrado de Salud en la Comunidad, tal y como nos cuentan en Servimedia, destacó por un lado la alta cualificación de los profesionales que trabajan en el sistema sanitario madrileño, y que seis hospitales de Madrid están entre los 10 mejor valorados de España, según el índice de Reputación Sanitaria. Pero también dijo que están aplicando un plan de choque para reducir las listas de espera, e incidió en que hay que dar al paciente atención de calidad, y en el uso de fórmulas como la colaboración público-privada. Recordemos que en Madrid se da la opción a los pacientes de elegir dónde recibir asistencia tanto primaria como hospitalaria, y tanto en centros público como en algunos privados. Y si nos atenemos a los datos están obteniendo resultados positivos
jueves, 5 de diciembre de 2019
Madrid, una isla en el problema de las listas de espera
Solo se pueden calificar como preocupantes las noticias que leemos estos días en prensa sobre uno de los principales problemas de nuestra sanidad: las listas de espera. Y da igual si enfocamos el problema de forma global, fijando nuestra atención en datos de toda España o si vamos fijándonos en los sistemas sanitarios de las diversas comunidades autónomas de una en una.
En El Periódico de Catalunya titulan de forma contundente: Las listas de espera para una operación quirúrgica baten récords históricos en España. Y nos aportan un dato desolador: son 671.494 las personas que esperan, en estos momentos, para entrar en un quirófano a lo largo y ancho del país. Esta cifra es la más alta desde el año 2003, momento en el cual se empezaron a recoger datos en la web del ministerio.
Si fijamos la vista en el sistema sanitario catalán las cosas no mejoran, ya que más de 168.000 de dichos pacientes residen en esta comunidad autónoma, superando a comunidades autónomas con más población como Andalucía. Lamentablemente también encabezan el ranking si nos fijamos en la tasa de pacientes en espera por cada mil habitantes. Al ser una tasa sirve para comparar de forma más correcta.
Saltamos de comunidad autónoma, y según se puede leer en Europa Press, un paciente canario tiene que esperar hasta 127 días para ser operado. Este otro ranking negativo lo encabeza Andalucía, con 164 días, seguida por Castilla La Mancha, 149 días, y Cataluña, 146 días.
Obviamente unas comunidades autónomas están por encima de la media y otras por debajo, pero tan solo en Madrid pueden gala de forma clara de mejores noticias que en el resto de España. Cuentan en La Vanguardia que en la comunidad autónoma de Madrid el tiempo de espera medio para ser intervenido de una operación quirúrgica no urgente es de 46 días. Y confrontan el dato con la media nacional, que es de 115 días. Los datos, aunque comentados por la Consejería de Sanidad, pertenecen al recién publicado informe del Sistema de Información de Listas de Espera del Sistema Nacional de Salud, y reflejan la situación que mostraban las listas en nuestro país en junio de este mismo año.
El informe no habla solo de las listas de espera quirúrgicas, aunque quizás estas sean las que los medios hayan trasladado haciendo un mayor hincapié. Es importante, también por ejemplo, saber el tiempo que un paciente tiene que esperar para ser visto por un médico especialista. En este caso la mejor cifra la ofrece el País Vasco, con 23 días, seguido por Madrid y La Rioja, ambas con 35 días. La media nacional es una demora de 81 días.
Las cifras son tozudas, pero también son frías y lo que hay que averiguar es lo que hay detrás de ellas. En el caso de la comunidad de Madrid una explicación puede estribar en que se da una colaboración entre sanidad pública y privada que permite poner más medios a trabajar en pos de la resolución del problema. Precisamente, Ricardo de Lorenzo, abogado, especialista en Derecho Médico, explica con rotundidad que hay que tender hacia la colaboración entre lo público y lo privado. Afirma que debería hablarse de una sanidad única, y de colaboración, como se hace en todo el mundo. Y que el paciente ha de ser el centro del sistema sanitario.
Eso es lo que está ocurriendo, al menos en cierta medida, en el sistema sanitario madrileño, donde los pacientes pueden elegir médico especialista de diversos centros públicos o privados. No solo se trata de reducir las listas de espera, pensemos que es también una forma de que todo el mundo pueda acceder a los muchos especialistas que trabajan en el sector privado. Mientras tanto, los medios de otras comunidades se lamentan de sus cifras y toman como referencia la que ofrece Madrid.
En El Periódico de Catalunya titulan de forma contundente: Las listas de espera para una operación quirúrgica baten récords históricos en España. Y nos aportan un dato desolador: son 671.494 las personas que esperan, en estos momentos, para entrar en un quirófano a lo largo y ancho del país. Esta cifra es la más alta desde el año 2003, momento en el cual se empezaron a recoger datos en la web del ministerio.
Si fijamos la vista en el sistema sanitario catalán las cosas no mejoran, ya que más de 168.000 de dichos pacientes residen en esta comunidad autónoma, superando a comunidades autónomas con más población como Andalucía. Lamentablemente también encabezan el ranking si nos fijamos en la tasa de pacientes en espera por cada mil habitantes. Al ser una tasa sirve para comparar de forma más correcta.
Saltamos de comunidad autónoma, y según se puede leer en Europa Press, un paciente canario tiene que esperar hasta 127 días para ser operado. Este otro ranking negativo lo encabeza Andalucía, con 164 días, seguida por Castilla La Mancha, 149 días, y Cataluña, 146 días.
Obviamente unas comunidades autónomas están por encima de la media y otras por debajo, pero tan solo en Madrid pueden gala de forma clara de mejores noticias que en el resto de España. Cuentan en La Vanguardia que en la comunidad autónoma de Madrid el tiempo de espera medio para ser intervenido de una operación quirúrgica no urgente es de 46 días. Y confrontan el dato con la media nacional, que es de 115 días. Los datos, aunque comentados por la Consejería de Sanidad, pertenecen al recién publicado informe del Sistema de Información de Listas de Espera del Sistema Nacional de Salud, y reflejan la situación que mostraban las listas en nuestro país en junio de este mismo año.
El informe no habla solo de las listas de espera quirúrgicas, aunque quizás estas sean las que los medios hayan trasladado haciendo un mayor hincapié. Es importante, también por ejemplo, saber el tiempo que un paciente tiene que esperar para ser visto por un médico especialista. En este caso la mejor cifra la ofrece el País Vasco, con 23 días, seguido por Madrid y La Rioja, ambas con 35 días. La media nacional es una demora de 81 días.
Las cifras son tozudas, pero también son frías y lo que hay que averiguar es lo que hay detrás de ellas. En el caso de la comunidad de Madrid una explicación puede estribar en que se da una colaboración entre sanidad pública y privada que permite poner más medios a trabajar en pos de la resolución del problema. Precisamente, Ricardo de Lorenzo, abogado, especialista en Derecho Médico, explica con rotundidad que hay que tender hacia la colaboración entre lo público y lo privado. Afirma que debería hablarse de una sanidad única, y de colaboración, como se hace en todo el mundo. Y que el paciente ha de ser el centro del sistema sanitario.
Eso es lo que está ocurriendo, al menos en cierta medida, en el sistema sanitario madrileño, donde los pacientes pueden elegir médico especialista de diversos centros públicos o privados. No solo se trata de reducir las listas de espera, pensemos que es también una forma de que todo el mundo pueda acceder a los muchos especialistas que trabajan en el sector privado. Mientras tanto, los medios de otras comunidades se lamentan de sus cifras y toman como referencia la que ofrece Madrid.
lunes, 2 de diciembre de 2019
El talento que debería aprovechar nuestro sistema sanitario
En cierto modo podríamos decir que la pasada semana ha sido, en la prensa, la de los rankings de calidad médica, ya que hemos podido leer diversas noticias en las que nos mostraban listados de profesionales y centros médicos ordenados según su calidad. Por un lado, quizás el que más llama la atención, por ser más prolijo, tenemos el listado de los 50 médicos más valorados en la sanidad privada en España, que viene acompañado de las 20 unidades médicas mejor valoradas.
Este listado lo elabora el directorio médico Top Doctors, que después entrega unos galardones, los Top Doctors Awards. Las nominaciones se hacen en base a un sistema de encuestas abiertas, realizadas entre los profesionales colegiados que deseen participar. Los doctores que forman parte de la plataforma han sido controlados por una auditoría, para garantizar la rigurosidad del proceso. También se tienen en cuenta las opiniones de los pacientes de los especialistas.
Esta misma semana también se ha hecho público el top 10 de hospitales privados con datos del Monitor de Reputación Sanitaria (MRS), que elabora una vez al año la consultora Merco. En este caso se contempla la valoración que hacen los propios profesionales médicos, (desde médicos y enfermeros hasta gerentes de hospitales), pero también se recogen otro tipo de opiniones, como las de asociaciones de pacientes o de periodistas especializados en salud.
No acaban aquí los datos, ya que gracias a este artículo de opinión de Isidro Díaz de Bustamente, presidente de la Asociación de Centros y Empresas de Hospitalización Privada de Madrid, también sabemos que se han presentado los resultados de 2019 del Índice de Competitividad Regional, que publicada cada año la Comisión Europea y nos dicen que “la Comunidad de Madrid se encuentra a la cabeza de la Sanidad española y es la segunda de Europa, sólo superada por Estocolmo”. A juicio de Díaz de Bustamante estos datos son el resultado del trabajo coordinado en Madrid entre centros sanitarios públicos y privados. El índice se basa en más de 70 indicadores.
A la vista de toda esta información la reflexión está clara: los profesionales y los centros privados, sus profesionales y sus médicos están ahí, y la única forma de que los disfrute toda la población es mediante acuerdos de colaboración público-privada y gracias a sistemas de libre elección de médicos y centros.
Este listado lo elabora el directorio médico Top Doctors, que después entrega unos galardones, los Top Doctors Awards. Las nominaciones se hacen en base a un sistema de encuestas abiertas, realizadas entre los profesionales colegiados que deseen participar. Los doctores que forman parte de la plataforma han sido controlados por una auditoría, para garantizar la rigurosidad del proceso. También se tienen en cuenta las opiniones de los pacientes de los especialistas.
Esta misma semana también se ha hecho público el top 10 de hospitales privados con datos del Monitor de Reputación Sanitaria (MRS), que elabora una vez al año la consultora Merco. En este caso se contempla la valoración que hacen los propios profesionales médicos, (desde médicos y enfermeros hasta gerentes de hospitales), pero también se recogen otro tipo de opiniones, como las de asociaciones de pacientes o de periodistas especializados en salud.
No acaban aquí los datos, ya que gracias a este artículo de opinión de Isidro Díaz de Bustamente, presidente de la Asociación de Centros y Empresas de Hospitalización Privada de Madrid, también sabemos que se han presentado los resultados de 2019 del Índice de Competitividad Regional, que publicada cada año la Comisión Europea y nos dicen que “la Comunidad de Madrid se encuentra a la cabeza de la Sanidad española y es la segunda de Europa, sólo superada por Estocolmo”. A juicio de Díaz de Bustamante estos datos son el resultado del trabajo coordinado en Madrid entre centros sanitarios públicos y privados. El índice se basa en más de 70 indicadores.
A la vista de toda esta información la reflexión está clara: los profesionales y los centros privados, sus profesionales y sus médicos están ahí, y la única forma de que los disfrute toda la población es mediante acuerdos de colaboración público-privada y gracias a sistemas de libre elección de médicos y centros.
viernes, 22 de noviembre de 2019
Sobre improbables pactos de Estado y modelos de sistemas de salud
Una vez los ciudadanos han emitido su voto, el siguiente paso es la formación de gobierno por parte de los partidos políticos. En principio, y tras el rápido acuerdo alcanzado entre PSOE y Unidas Podemos, es probable que tengamos un gobierno de coalición entre estos dos partidos, si consiguen reunir los apoyos necesarios para la sesión de investidura. Es quizás demasiado aventurar, ya que el reparto de carteras aún queda algo lejos, pero se empieza a oír que la cartera se Sanidad podría ser responsabilidad de un representante del partido que lidera Pablo Iglesias.
De momento nos tendríamos que remitir a las propuestas sobre Sanidad que se hicieron en campaña, para intentar intuir qué medidas serían las primeras que podríamos llegar a ver encima de la mesa una vez el nuevo gobierno se forme y empiece a trabajar. En Elmédicointeractivo.com nos recuerdan algunas de ellas. Por ejemplo, por parte del PSOE se habló de eliminar el copago sanitario para pensionistas, de legislar sobre la eutanasia y de potenciar la investigación sobre enfermedades raras. Desde Unidas Podemos en campaña se habló de aumentar la cobertura sanitaria y de asegurar la atención a domicilio en zonas rurales.
A pesar de que todos los partidos políticos coincidan, como ya se ha comentado en este blog, en que es necesario aumentar la financiación de la sanidad, lo que parece poco probable es que veamos un pacto global de todos ellos sobre un modelo sanitario, un marco en el que trabajar a medio y largo plazo, para este país. Hay que acudir a otras instancias del sector sanitario, como por ejemplo al Consejo General de Colegios Oficiales de Farmacéuticos, (CGCOF), para leer, en este caso en un documento que consta de 160 medidas, la petición de un pacto de Estado sobre Sanidad, con el objetivo de garantizar la sostenibilidad, fortalecer el acceso, la universalidad, la calidad y la equidad del Sistema Nacional de Salud.
Para muestra dos botones más. Mientras los partidos políticos prefirieron pasar casi de puntillas sobre la sanidad privada en campaña, hay estamentos como los empresarios y la Fundación IDIS que sí hablan de la colaboración público-privada para que todos nos beneficiemos de los recursos sanitarios existentes. Por ejemplo, desde el IDIS, Marta Villanueva recuerda que al fin y al cabo, Sanidad solo hay una y que los sistemas sanitarios público y privado han de ser complementarios, cada uno con sus características. Y habla de fórmulas de colaboración concretas, como por ejemplo compartir recursos de innovación tecnológica. El objetivo sería que ciudadanos que no tienen un seguro privado puedan optar a realizarse pruebas concretas que se estén ofreciendo en centros privados. Según IDIS, la colaboración público-privada, mediante concesiones puede ser fundamental en la reducción de las listas de espera.
Precisamente sobre listas de espera, y sobre su reducción empleando planes de choque, han hablado hace tan solo unos días en una mesa de directivos organizada desde RedacciónMédica.com. Más allá de datos concretos de centros concretos, logrados con planes concretos, se hablo de líneas de actuación como potenciar la actividad extraordinaria y mantener la ordinaria, potenciar la cirugía mayor ambulatoria, trabajar con la concertada, mejorar la formación y mantener un alto rendimiento quirúrgico.
Sobre viejos y nuevos modelos de sistemas sanitarios merece la pena leer este artículo de Beatriz González López-Valcárcel, catedrática e investigadora en Economía de la Salud. Asumiendo que el Sistema Nacional de Salud español es de aseguramiento obligatorio público universal financiado fundamentalmente con cargo a presupuestos generales del Estado y que el sector público planifica los recursos de los que se dispone para dar servicio a la población, también cuenta que dentro de este sistema se pueden usar diferentes fórmulas de colaboración pública-privada, como por ejemplo la que ahora mismo funciona en Madrid, donde los pacientes pueden decidir libremente ser atendidos en diversos centros públicos o privados.
De momento nos tendríamos que remitir a las propuestas sobre Sanidad que se hicieron en campaña, para intentar intuir qué medidas serían las primeras que podríamos llegar a ver encima de la mesa una vez el nuevo gobierno se forme y empiece a trabajar. En Elmédicointeractivo.com nos recuerdan algunas de ellas. Por ejemplo, por parte del PSOE se habló de eliminar el copago sanitario para pensionistas, de legislar sobre la eutanasia y de potenciar la investigación sobre enfermedades raras. Desde Unidas Podemos en campaña se habló de aumentar la cobertura sanitaria y de asegurar la atención a domicilio en zonas rurales.
A pesar de que todos los partidos políticos coincidan, como ya se ha comentado en este blog, en que es necesario aumentar la financiación de la sanidad, lo que parece poco probable es que veamos un pacto global de todos ellos sobre un modelo sanitario, un marco en el que trabajar a medio y largo plazo, para este país. Hay que acudir a otras instancias del sector sanitario, como por ejemplo al Consejo General de Colegios Oficiales de Farmacéuticos, (CGCOF), para leer, en este caso en un documento que consta de 160 medidas, la petición de un pacto de Estado sobre Sanidad, con el objetivo de garantizar la sostenibilidad, fortalecer el acceso, la universalidad, la calidad y la equidad del Sistema Nacional de Salud.
Para muestra dos botones más. Mientras los partidos políticos prefirieron pasar casi de puntillas sobre la sanidad privada en campaña, hay estamentos como los empresarios y la Fundación IDIS que sí hablan de la colaboración público-privada para que todos nos beneficiemos de los recursos sanitarios existentes. Por ejemplo, desde el IDIS, Marta Villanueva recuerda que al fin y al cabo, Sanidad solo hay una y que los sistemas sanitarios público y privado han de ser complementarios, cada uno con sus características. Y habla de fórmulas de colaboración concretas, como por ejemplo compartir recursos de innovación tecnológica. El objetivo sería que ciudadanos que no tienen un seguro privado puedan optar a realizarse pruebas concretas que se estén ofreciendo en centros privados. Según IDIS, la colaboración público-privada, mediante concesiones puede ser fundamental en la reducción de las listas de espera.
Precisamente sobre listas de espera, y sobre su reducción empleando planes de choque, han hablado hace tan solo unos días en una mesa de directivos organizada desde RedacciónMédica.com. Más allá de datos concretos de centros concretos, logrados con planes concretos, se hablo de líneas de actuación como potenciar la actividad extraordinaria y mantener la ordinaria, potenciar la cirugía mayor ambulatoria, trabajar con la concertada, mejorar la formación y mantener un alto rendimiento quirúrgico.
Sobre viejos y nuevos modelos de sistemas sanitarios merece la pena leer este artículo de Beatriz González López-Valcárcel, catedrática e investigadora en Economía de la Salud. Asumiendo que el Sistema Nacional de Salud español es de aseguramiento obligatorio público universal financiado fundamentalmente con cargo a presupuestos generales del Estado y que el sector público planifica los recursos de los que se dispone para dar servicio a la población, también cuenta que dentro de este sistema se pueden usar diferentes fórmulas de colaboración pública-privada, como por ejemplo la que ahora mismo funciona en Madrid, donde los pacientes pueden decidir libremente ser atendidos en diversos centros públicos o privados.
martes, 12 de noviembre de 2019
¿Se está gastando bien lo que se invierte en Sanidad?
Ya ha pasado el tsunami electoral, y ahora todas las miradas están pendientes del enésimo intento de formación de gobierno. Si algo nos quedó claro en campaña electoral, es que todas las formaciones políticas coincidían en que era necesario aumentar la financiación de nuestro sistema sanitario.
Una vez fijada dicha premisa, lo que está por ver es cómo se gasta ese dinero, de la forma más óptima y sin que se pierda dinero por el camino. Vamos, que toda la inversión redunde en beneficio de la asistencia a los pacientes. Al hilo de esto leemos una noticia preocupante en Redacción Médica.com: Cada año se van por el desagüe 22.000 millones que invertimos en sanidad.
Al menos en el artículo referenciado nos dan alguna pista sobre cómo se puede revertir dicha situación. La clave parece estar en medir los resultados en salud, y sobre ello se ha estado debatiendo en el XI Encuentro Global de Directivos de la Salud. Quizás lo más interesante es que se ha hablado de diversas experiencias de medición de resultados ya puestas en marcha en España. Por ejemplo, a nivel de toda España ya funciona el Valtermed que mide la eficacia de los medicamentos o también tenemos la experiencia del Servicio Gallego de Salud, (Sergas), que ha apostado por el big data para sacar resultados. José Ramón Luis-Yagüe, director de relaciones con las CCAA de Farmaindustria, nos da el dato de los 22.000 millones de euros perdidos, comentando que se debe a ineficiencias en la gestión y, más de la mitad, a la pérdida de adherencia de tratamientos. Esto es, tratamientos que no se cumplen.
La eficiencia en la gestión y la medición de resultados se podrían compaginar perfectamente con las propuestas que, previamente a las elecciones, hacían desde el Instituto para el Desarrollo e Integración de la Sanidad (Fundación IDIS). Por ejemplo, nos comentan que la desgravación de los seguros médicos privados puede ahorrar costes al sistema sanitario y de paso, reducir su carga asistencial. Esta propuesta se une a otras reivindicaciones de IDIS que ya conocemos y que se resumen en aumentar la financiación pública en sanidad, (en esto todos de acuerdo), reforzar el modelo de gestión del Sistema Nacional de Salud y aprovechar las fórmulas de colaboración público-privadas. Ojalá se pudiera incidir en esta última, en algo tan racional como que debemos aprovechar al máximo todos los recursos a nuestro alcance, dando acceso a ellos a toda la ciudadanía.
Una vez fijada dicha premisa, lo que está por ver es cómo se gasta ese dinero, de la forma más óptima y sin que se pierda dinero por el camino. Vamos, que toda la inversión redunde en beneficio de la asistencia a los pacientes. Al hilo de esto leemos una noticia preocupante en Redacción Médica.com: Cada año se van por el desagüe 22.000 millones que invertimos en sanidad.
Al menos en el artículo referenciado nos dan alguna pista sobre cómo se puede revertir dicha situación. La clave parece estar en medir los resultados en salud, y sobre ello se ha estado debatiendo en el XI Encuentro Global de Directivos de la Salud. Quizás lo más interesante es que se ha hablado de diversas experiencias de medición de resultados ya puestas en marcha en España. Por ejemplo, a nivel de toda España ya funciona el Valtermed que mide la eficacia de los medicamentos o también tenemos la experiencia del Servicio Gallego de Salud, (Sergas), que ha apostado por el big data para sacar resultados. José Ramón Luis-Yagüe, director de relaciones con las CCAA de Farmaindustria, nos da el dato de los 22.000 millones de euros perdidos, comentando que se debe a ineficiencias en la gestión y, más de la mitad, a la pérdida de adherencia de tratamientos. Esto es, tratamientos que no se cumplen.
La eficiencia en la gestión y la medición de resultados se podrían compaginar perfectamente con las propuestas que, previamente a las elecciones, hacían desde el Instituto para el Desarrollo e Integración de la Sanidad (Fundación IDIS). Por ejemplo, nos comentan que la desgravación de los seguros médicos privados puede ahorrar costes al sistema sanitario y de paso, reducir su carga asistencial. Esta propuesta se une a otras reivindicaciones de IDIS que ya conocemos y que se resumen en aumentar la financiación pública en sanidad, (en esto todos de acuerdo), reforzar el modelo de gestión del Sistema Nacional de Salud y aprovechar las fórmulas de colaboración público-privadas. Ojalá se pudiera incidir en esta última, en algo tan racional como que debemos aprovechar al máximo todos los recursos a nuestro alcance, dando acceso a ellos a toda la ciudadanía.
miércoles, 6 de noviembre de 2019
Acuerdos y desacuerdos en materia de Sanidad de cara a las elecciones
Puede parecer mentira, pero al menos en un aspecto, y sí, hablando de Sanidad, están de acuerdo los cinco principales partidos que se presentan a las elecciones generales del 10 de noviembre. Todos ellos coinciden en que es necesario aumentar el gasto sanitario, es decir, el presupuesto que el Estado dedica a la Sanidad. Dicha confluencia planetaria tuvo lugar hace unos días en un debate electoral organizado por la Asociación Nacional de Informadores Sanitarios (ANIS) en el que tomaron parte representantes del PSOE, PP, Ciudadanos, Unidas Podemos y Vox.
Por ejemplo, la representante del partido en el Gobierno, la doctora Perla Borao, puso como objetivo llegar al 7% del PIB de forma paulatina. De forma parecida se expresó el representante de Ciudadanos, José Antonio Mirón, también médico, que habló de un incremento progresivo del presupuesto. Obviamente en el debate pronto aparecieron los desencuentros, como el que propició el representante de VOX, el doctor Juan Luis Steegmann, que defendió una recentralización de la sanidad, mientras que la mencionada representante socialista, Perla Borao argumentó que centralizar la sanidad no supondría un ahorro y defendió las transferencias.
En el eterno debate sobre las listas de espera, tan solo Ciudadanos y el Partido Popular parecen verbalizar algo tan lógico como el uso, para combatirlas, de todos los recursos a nuestro alcance, lo que debería incluir tanto a la sanidad pública como la privada. La representante del partido socialista sí reconoció que en determinadas situaciones externalizar algunos procesos puede ayudar a reducir las listas de espera, pero acompañó esta frase diciendo que dicha externalización en ocasiones no es buena para la sanidad pública. Dicha afirmación es difícil de entender, ya que acarrea una clara contradicción. Está muy bien, como pide Podemos, fijar unos plazos máximos de espera, tanto en atención primaria como en atención especializada, pero es una pena que todos los partidos políticos no puedan ponerse de acuerdo en algo tan sensato como usar todos los recursos que existen, y no solo pensando en las listas de espera: para dar la mejor atención posible a todos los ciudadanos, que no la disfruten solo los que tienen acceso a un seguro privado.
En la web Acta Sanitaria, tras seguir el mismo debate tienen claro el titular: los partidos políticos no se ponen de acuerdo sobre el papel de la Sanidad Privada en el sistema Nacional de Salud. Hubo más desencuentros, claro está, como cuando se puso sobre el tapete el tema del copago farmacéutico por parte de los pensionistas, con opiniones que oscilan desde su completa eliminación, hasta la progresividad del mismo, pasando por su eliminación pero solo para colectivos como el de los discapacitados.
Pero como ya se ha dicho, sobre las listas de espera el único punto de acuerdo es que hay que reducirlas. En el debate también estuvo Manuel Vilches, del Instituto para el Desarrollo e Integración de la Sanidad, que apuntó que la financiación en el sector privado ha crecido un 30% durante la última década, mientras en el público se ha estancado; y preguntó a los allí presentes si sería interesante favorecer la inversión privada con el objetivo de ahorrar recursos al sector público. La respuesta de los representantes políticos distó mucho de ser uniforme.
Es interesante el aporte que nos hacen desde esta editorial periodística: el problema de la sanidad es la inversión. Ha quedado claro que todos los partidos abogan por aumentar la inversión, sabemos que es necesario. Intentar enfrentar a la sanidad pública con la privada es un viejo error, que se sigue repitiendo, cuando lo que necesitamos es que todos los recursos estén al alcance del ciudadano. Y nos ponen un ejemplo muy gráfico: “¿De verdad alguien se plantea que un ciudadano pueda quedar fuera de un tratamiento que puede salvarle la vida porque en su hospital de referencia no esté disponible pero sí lo esté en un centro privado?”.
La mencionada editorial hace suyas, al menos en parte, las palabras de la carta abierta de Juan Abarca Cidón, como Vilches, representante del Instituto para el Desarrollo e Integración de la Sanidad, que pide voluntad a nuestros representantes políticos para acometer una profunda reforma de la sanidad. Propone tres prioridades; aumentar la financiación, (parece que todo el mundo está de acuerdo), eliminar las listas de espera, (nos recuerda que estas surgieron cuando se suprimieron la gran mayoría de los conciertos que existían con las clínicas privadas en la década de los 80) y el acceso a la innovación tecnológica y farmacéutica. ¿Serían capaces nuestros políticos de articular un pacto de Estado en torno a estas tres premisas? Se antoja complicado de creer.
Por ejemplo, la representante del partido en el Gobierno, la doctora Perla Borao, puso como objetivo llegar al 7% del PIB de forma paulatina. De forma parecida se expresó el representante de Ciudadanos, José Antonio Mirón, también médico, que habló de un incremento progresivo del presupuesto. Obviamente en el debate pronto aparecieron los desencuentros, como el que propició el representante de VOX, el doctor Juan Luis Steegmann, que defendió una recentralización de la sanidad, mientras que la mencionada representante socialista, Perla Borao argumentó que centralizar la sanidad no supondría un ahorro y defendió las transferencias.
En el eterno debate sobre las listas de espera, tan solo Ciudadanos y el Partido Popular parecen verbalizar algo tan lógico como el uso, para combatirlas, de todos los recursos a nuestro alcance, lo que debería incluir tanto a la sanidad pública como la privada. La representante del partido socialista sí reconoció que en determinadas situaciones externalizar algunos procesos puede ayudar a reducir las listas de espera, pero acompañó esta frase diciendo que dicha externalización en ocasiones no es buena para la sanidad pública. Dicha afirmación es difícil de entender, ya que acarrea una clara contradicción. Está muy bien, como pide Podemos, fijar unos plazos máximos de espera, tanto en atención primaria como en atención especializada, pero es una pena que todos los partidos políticos no puedan ponerse de acuerdo en algo tan sensato como usar todos los recursos que existen, y no solo pensando en las listas de espera: para dar la mejor atención posible a todos los ciudadanos, que no la disfruten solo los que tienen acceso a un seguro privado.
En la web Acta Sanitaria, tras seguir el mismo debate tienen claro el titular: los partidos políticos no se ponen de acuerdo sobre el papel de la Sanidad Privada en el sistema Nacional de Salud. Hubo más desencuentros, claro está, como cuando se puso sobre el tapete el tema del copago farmacéutico por parte de los pensionistas, con opiniones que oscilan desde su completa eliminación, hasta la progresividad del mismo, pasando por su eliminación pero solo para colectivos como el de los discapacitados.
Pero como ya se ha dicho, sobre las listas de espera el único punto de acuerdo es que hay que reducirlas. En el debate también estuvo Manuel Vilches, del Instituto para el Desarrollo e Integración de la Sanidad, que apuntó que la financiación en el sector privado ha crecido un 30% durante la última década, mientras en el público se ha estancado; y preguntó a los allí presentes si sería interesante favorecer la inversión privada con el objetivo de ahorrar recursos al sector público. La respuesta de los representantes políticos distó mucho de ser uniforme.
Es interesante el aporte que nos hacen desde esta editorial periodística: el problema de la sanidad es la inversión. Ha quedado claro que todos los partidos abogan por aumentar la inversión, sabemos que es necesario. Intentar enfrentar a la sanidad pública con la privada es un viejo error, que se sigue repitiendo, cuando lo que necesitamos es que todos los recursos estén al alcance del ciudadano. Y nos ponen un ejemplo muy gráfico: “¿De verdad alguien se plantea que un ciudadano pueda quedar fuera de un tratamiento que puede salvarle la vida porque en su hospital de referencia no esté disponible pero sí lo esté en un centro privado?”.
La mencionada editorial hace suyas, al menos en parte, las palabras de la carta abierta de Juan Abarca Cidón, como Vilches, representante del Instituto para el Desarrollo e Integración de la Sanidad, que pide voluntad a nuestros representantes políticos para acometer una profunda reforma de la sanidad. Propone tres prioridades; aumentar la financiación, (parece que todo el mundo está de acuerdo), eliminar las listas de espera, (nos recuerda que estas surgieron cuando se suprimieron la gran mayoría de los conciertos que existían con las clínicas privadas en la década de los 80) y el acceso a la innovación tecnológica y farmacéutica. ¿Serían capaces nuestros políticos de articular un pacto de Estado en torno a estas tres premisas? Se antoja complicado de creer.
lunes, 28 de octubre de 2019
Las donaciones de órganos en la sanidad privada ya son una realidad
Si hay un aspecto de la medicina en la que somos líderes en España, y merece la pena destacarlo cuantas veces haga falta en un país tan dado a la autoflagelación, ese es el campo de los trasplantes. Y no es baladí, ya que es un caso de colaboración por parte de todos los estamentos de la sociedad: desde las autoridades sanitarias hasta los profesionales médicos, pero muy especialmente gracias a la ciudadanía, que son en última instancia quiénes han decidido dar el paso de convertirse en donantes de órganos. Precisamente durante este mes se han cumplido los 30 primeros años de vida de la ONT, la Organización Nacional de Trasplantes, y los medios de comunicación nos “regalan” este dato: durante este período se han realizado en España un total de 120.000 trasplantes.
El dato lo ha dado Elisabeth Coll, directora médica de la ONT, en el marco de unas jornadas sobre Avances y retos en la investigación de trasplantes, donde nos remarcan que además de los trasplantes de órganos, habría que añadir 500.000 trasplantes de tejidos y células. La propia doctora Coll apunta otro tema interesante: “El reto para el sistema español de trasplantes es trabajar íntegramente en red, de forma que se pueda relacionar y compartir toda la información de la que disponemos en este momento”.
Las buenas noticias hay que celebrarlas, pero también hay que seguir trabajando duro para que no se rompa la tendencia. Por eso solo se puede calificar como positivo que al menos en este campo parece que se impone la colaboración, y el pasado mes de septiembre se ratificó un protocolo de colaboración entre la ONT y ASPE (Alianza de la Sanidad Privada Española).
Dicho protocolo cuenta con el apoyo de todas las comunidades autónomas, y supone que la sanidad privada ya forma parte de la red de donación de órganos. De momento el rol que va a ejercer la sanidad privada se centra en dos de los pasos del proceso: detectar oportunidades de donación y extraer órganos. A partir de ahora se dan los primeros pasos para que la maquinaria empiece a funcionar, ya que estos días se pone en marcha la formación a los profesionales sanitarios sobre el funcionamiento del convenio.
Colaboración, y aprovechamiento mutuo de información y recursos en pos de un objetivo común. Es el camino.
El dato lo ha dado Elisabeth Coll, directora médica de la ONT, en el marco de unas jornadas sobre Avances y retos en la investigación de trasplantes, donde nos remarcan que además de los trasplantes de órganos, habría que añadir 500.000 trasplantes de tejidos y células. La propia doctora Coll apunta otro tema interesante: “El reto para el sistema español de trasplantes es trabajar íntegramente en red, de forma que se pueda relacionar y compartir toda la información de la que disponemos en este momento”.
Las buenas noticias hay que celebrarlas, pero también hay que seguir trabajando duro para que no se rompa la tendencia. Por eso solo se puede calificar como positivo que al menos en este campo parece que se impone la colaboración, y el pasado mes de septiembre se ratificó un protocolo de colaboración entre la ONT y ASPE (Alianza de la Sanidad Privada Española).
Dicho protocolo cuenta con el apoyo de todas las comunidades autónomas, y supone que la sanidad privada ya forma parte de la red de donación de órganos. De momento el rol que va a ejercer la sanidad privada se centra en dos de los pasos del proceso: detectar oportunidades de donación y extraer órganos. A partir de ahora se dan los primeros pasos para que la maquinaria empiece a funcionar, ya que estos días se pone en marcha la formación a los profesionales sanitarios sobre el funcionamiento del convenio.
Colaboración, y aprovechamiento mutuo de información y recursos en pos de un objetivo común. Es el camino.
lunes, 21 de octubre de 2019
Razones del aumento de gasto en la sanidad privada
Esta semana han coincidido en la prensa dos noticias que en principio son diferentes aunque se puede encontrar algún punto de confluencia entre ellas. Por un lado se han publicado los últimos datos de gasto sanitario, lo que incluye una comparativa del crecimiento de los mismos en los ámbitos de la sanidad pública y de la sanidad privada. Por otro lado la prensa médica nos traslada también la noticia de la celebración de las tercera jornada sobre Alta Complejidad médica en la sanidad privada, que ha tenido lugar en Madrid.
Los datos sobre gasto sanitario que se han conocido corresponden a los años 2016 y 2017. Tanto el gasto sanitario privado como el público crecieron, aunque mientras el gasto público se incrementó en un 2,6% el gasto sanitario privado lo hizo un 4,4%, casi el doble. La inversión privada alcanza ya la cifra de un tercio de la inversión sanitaria total.
Desde IDIS, el Instituto para el Desarrollo e Integración de la Sanidad, lanzan una reflexión al hilo de los datos que hemos conocido, que podemos leer, por ejemplo, en la web RedacciónMédica.com:
"Con independencia de preferencias ideológicas, lo que es innegable es el hecho de que este incremento del gasto sanitario privado es debido en gran medida a la capacidad de elección del paciente en un entorno privado de salud, caracterizado por la constante actualización en cuanto a implantación de la innovación más vanguardista, a la calidad y prestigio de sus profesionales y a la mayor personalización de sus servicios"
Destacan que la principal causa del aumento del gasto sanitario privado es la capacidad de elección de los pacientes. Y añaden que hoy en día la sociedad actual demanda la cobertura de cada vez más servicios que no siempre está cubiertos por la sanidad pública.
Merece la pena volver a incidir en que lo más lógico es que el ciudadano, el usuario de la sanidad, tenga la posibilidad de hacer uso de todos los recursos y especialidades a su alcance, independientemente del tipo de inversión que haya detrás, pública o privada, y esto solo se consigue mediante acuerdos entre ambos tipos de sanidad.
Hablando de recursos y de especialidades, y de las demandas que hace la sociedad sobre la cobertura de nuevas especialidades, resulta de interés asomarse a las noticias sobre la celebración de la III Jornada sobre Alta Complejidad Médica en la Sanidad Privada, celebrada este miércoles en Madrid, para ver qué se ha contado allí.
Se ha hablado de la poca visibilidad que han tenido hasta el momento las operaciones de alta complejidad médica que se realizan en la sanidad privada, y se han destacado cuatro ámbitos de trabajo: cirugía máxilo-facial, radiación de electrones, cirugía de columna y oncología, con la presencia de cirujanos especialistas en los diversos campos. Si alguien quiere profundizar en esto, en la web Acta Sanitaria tendrá más información sobre los especialistas participantes y los centros en los que trabajan.
Interesantes también las reflexiones que aporta Cristina Contel, representante de ASPE, una de las organizaciones organizadoras del evento. Cuenta que dados los ejemplos aportados, y los medios con los que cuenta la sanidad privada a día de hoy, va siendo hora de “cambiar el chip” y darnos cuenta de que la sanidad privada no está ahí únicamente para solventar pequeños problemas cotidianos, sino que está cada vez más preparada para ofrecer tratamientos complejos, en los campos comentados y en muchos otros.
Está claro que queda por ver si como sociedad queremos buscar, o no, un escenario en el que aprovechemos todos los medios a nuestro alcance, y en la que poder elegir en cada ocasión lo que más nos conviene. Actualmente, en la mayoría de las ocasiones, solo pueden hacerlo quiénes tienen acceso a un seguro privado. La situación ideal sería aquella en la que todos pudiéramos hacerlo, gracias a la colaboración entre la sanidad pública y la privada.
Los datos sobre gasto sanitario que se han conocido corresponden a los años 2016 y 2017. Tanto el gasto sanitario privado como el público crecieron, aunque mientras el gasto público se incrementó en un 2,6% el gasto sanitario privado lo hizo un 4,4%, casi el doble. La inversión privada alcanza ya la cifra de un tercio de la inversión sanitaria total.
Desde IDIS, el Instituto para el Desarrollo e Integración de la Sanidad, lanzan una reflexión al hilo de los datos que hemos conocido, que podemos leer, por ejemplo, en la web RedacciónMédica.com:
"Con independencia de preferencias ideológicas, lo que es innegable es el hecho de que este incremento del gasto sanitario privado es debido en gran medida a la capacidad de elección del paciente en un entorno privado de salud, caracterizado por la constante actualización en cuanto a implantación de la innovación más vanguardista, a la calidad y prestigio de sus profesionales y a la mayor personalización de sus servicios"
Destacan que la principal causa del aumento del gasto sanitario privado es la capacidad de elección de los pacientes. Y añaden que hoy en día la sociedad actual demanda la cobertura de cada vez más servicios que no siempre está cubiertos por la sanidad pública.
Merece la pena volver a incidir en que lo más lógico es que el ciudadano, el usuario de la sanidad, tenga la posibilidad de hacer uso de todos los recursos y especialidades a su alcance, independientemente del tipo de inversión que haya detrás, pública o privada, y esto solo se consigue mediante acuerdos entre ambos tipos de sanidad.
Hablando de recursos y de especialidades, y de las demandas que hace la sociedad sobre la cobertura de nuevas especialidades, resulta de interés asomarse a las noticias sobre la celebración de la III Jornada sobre Alta Complejidad Médica en la Sanidad Privada, celebrada este miércoles en Madrid, para ver qué se ha contado allí.
Se ha hablado de la poca visibilidad que han tenido hasta el momento las operaciones de alta complejidad médica que se realizan en la sanidad privada, y se han destacado cuatro ámbitos de trabajo: cirugía máxilo-facial, radiación de electrones, cirugía de columna y oncología, con la presencia de cirujanos especialistas en los diversos campos. Si alguien quiere profundizar en esto, en la web Acta Sanitaria tendrá más información sobre los especialistas participantes y los centros en los que trabajan.
Interesantes también las reflexiones que aporta Cristina Contel, representante de ASPE, una de las organizaciones organizadoras del evento. Cuenta que dados los ejemplos aportados, y los medios con los que cuenta la sanidad privada a día de hoy, va siendo hora de “cambiar el chip” y darnos cuenta de que la sanidad privada no está ahí únicamente para solventar pequeños problemas cotidianos, sino que está cada vez más preparada para ofrecer tratamientos complejos, en los campos comentados y en muchos otros.
Está claro que queda por ver si como sociedad queremos buscar, o no, un escenario en el que aprovechemos todos los medios a nuestro alcance, y en la que poder elegir en cada ocasión lo que más nos conviene. Actualmente, en la mayoría de las ocasiones, solo pueden hacerlo quiénes tienen acceso a un seguro privado. La situación ideal sería aquella en la que todos pudiéramos hacerlo, gracias a la colaboración entre la sanidad pública y la privada.
viernes, 11 de octubre de 2019
Las lagunas en sanidad del programa electoral del PSOE
Las elecciones generales están, de nuevo, a la vuelta de la esquina, por obra y gracia de la falta de acuerdo entre los partidos políticos. Aunque se presupone que, ya que solo han pasado unos meses desde las anteriores, (fueron el día 28 de abril), no habrá cambios de calado en los programas, y que serán similares a los que ya conocemos, no está de más echar un vistazo a los mismos en busca de alguna sorpresa. Y lo más lógico parece empezar por el programa que presenta el partido que actualmente ostenta el poder y que, en principio, podría continuar ejerciéndolo: el PSOE.
Según lo que se puede leer en prensa, se confirma que el programa es netamente continuista. Como cuentan, por ejemplo, en Redacción Médica, sus promesas estrella se centran en ir eliminando de forma paulatina los copagos sanitarios, en introducir la salud buco dental en la cartera de servicios y en abordar, se supone que de forma definitiva, la regulación de la eutanasia. Cuando hablan de la cartera de servicios se centran también en mejorar la atención a las enfermedades raras y la salud mental, y refiriéndose a niños y jóvenes, prometen combatir con más medios el cáncer infantil y adolescente. En esencia, se repite el programa anterior.
Si hay alguna laguna en el programa del partido socialista es que las referencias a la sanidad privada brillan por su ausencia. En ninguno de los sentidos, ni para relegarla, ni para promoverla; ni se habla tampoco de llegar a ninguna clase de acuerdos. Al hilo de esto es muy interesante acometer la lectura de la carta abierta que ha remitido a la prensa Juan Abarca Cidón donde dice cosas tan sensatas al próximo ejecutivo sanitario como “que tenga el sentido común necesario para tratar de incluir en su oferta a los ciudadanos todos los recursos disponibles, con independencia de cuál sea su titularidad”. Además de aportarnos datos interesantes del último informe publicado por el Instituto para el Desarrollo e Integración de la Sanidad (IDIS) sobre la aportación del sistema sanitario privado a nuestra sanidad.
El partido socialista ha sido el primero en presentar su programa. Habrá que estar atentos a las propuestas del resto de partidos políticos.
Según lo que se puede leer en prensa, se confirma que el programa es netamente continuista. Como cuentan, por ejemplo, en Redacción Médica, sus promesas estrella se centran en ir eliminando de forma paulatina los copagos sanitarios, en introducir la salud buco dental en la cartera de servicios y en abordar, se supone que de forma definitiva, la regulación de la eutanasia. Cuando hablan de la cartera de servicios se centran también en mejorar la atención a las enfermedades raras y la salud mental, y refiriéndose a niños y jóvenes, prometen combatir con más medios el cáncer infantil y adolescente. En esencia, se repite el programa anterior.
Si hay alguna laguna en el programa del partido socialista es que las referencias a la sanidad privada brillan por su ausencia. En ninguno de los sentidos, ni para relegarla, ni para promoverla; ni se habla tampoco de llegar a ninguna clase de acuerdos. Al hilo de esto es muy interesante acometer la lectura de la carta abierta que ha remitido a la prensa Juan Abarca Cidón donde dice cosas tan sensatas al próximo ejecutivo sanitario como “que tenga el sentido común necesario para tratar de incluir en su oferta a los ciudadanos todos los recursos disponibles, con independencia de cuál sea su titularidad”. Además de aportarnos datos interesantes del último informe publicado por el Instituto para el Desarrollo e Integración de la Sanidad (IDIS) sobre la aportación del sistema sanitario privado a nuestra sanidad.
El partido socialista ha sido el primero en presentar su programa. Habrá que estar atentos a las propuestas del resto de partidos políticos.
viernes, 4 de octubre de 2019
La libre elección de hospital en el alero
Esta semana se pueden leer en prensa dos noticias cuya lectura conjunta no es precisamente complementaria, sino que resulta muy paradójica. Por un lado tenemos una cifra ciertamente de peso: son ya más de 115.000 los madrileños que han decidido cambiar de hospital para evitar las listas de espera que actualmente sufren. La importancia de este cambio estriba en que han decidido abandonar el que era su centro de referencia, “el que les corresponde”, (normalmente el más cercano a su domicilio), para empezar a acudir a uno de los cinco hospitales que a día de hoy son de gestión indirecta en la comunidad de Madrid.
Recordemos que actualmente un madrileño puede optar por elegir libremente en qué hospital quiere ser atendido, según lo estipulado en la la ley actual. Esta ley regula la libre elección tanto de médico de familia, pediatra y enfermero en la atención primaria, como como la del médico y hospital en la atención especializada, estando excluidas únicamente la atención domiciliaria y las urgencias.
Y no solo se pide el cambio de hospital debido a las listas de espera. Aunque sin duda sea la causa principal también hay otras, como el equipamiento tecnológico del nuevo centro elegido, el trato recibido o la efectividad de los tratamientos. Cabe destacar que el listado de menores listas de espera está encabezado por dos centros de gestión indirecta, como son el Hospital Universitario Infanta Elena y la Fundación Jiménez Díaz, con cifras muy inferiores a la media de todos los hospitales de la Comunidad de Madrid.
Como contraposición a todo lo relatado también podemos leer en prensa la noticia sobre la proposición no de ley presentada por el grupo Más Madrid, para su debate en la Asamblea de Madrid, que apostaba por poner punto y final al convenio que el Servicio Madrileño de Salud tiene a día de hoy suscrito con la Fundación Jiménez Díaz. La proposición también ponía en entredicho todo el funcionamiento actual del sistema de salud madrileño. Por suerte para los pacientes madrileños finalmente dicha proposición ha sido desestimada.
No está de más recordar que la situación actual, en la que conviven de forma satisfactoria cinco centros de gestión indirecta con el resto de los hospitales, de gestión pública, es la que ha propiciado la reducción de las listas de espera. Las cifras son mejores en los centros gestionados de firma indirecta y por eso los madrileños, ejerciendo su derecho a la elección de centro de atención especializada están optando por ellos para sucesivas consultas, tratamientos y operaciones.
El texto de la proposición no de ley ponía en solfa los convenios suscritos y la elección de centro por parte de los pacientes. Es muy curioso percatarse de que la propia proposición presentada por el grupo Más Madrid reconocía, dentro de los puntos de su argumentario, que la principal causa por la que los ciudadanos de la Comunidad de Madrid piden el cambio de Hospital, trasladándose en la mayoría de los casos a uno de los centros de gestión indirecta, es que en ellos las listas de espera son menores, sin entrar a profundizar en por qué, sin ver que la gestión es más racional y efectiva en dichos centros.
No acaban aquí las paradojas ya que la proposición también asumía que los hospitales de gestión indirecta son más recomendados por los pacientes, muestran unos mayores índices de satisfacción, lo que conlleva en una mayor fidelización de los usuarios. Por contra, algunos de los argumentos que ponían en contra de los convenios actuales son fácilmente rebatibles, como cuando señalaban que las carteras de los servicios de los hospitales de gestión indirectos son inferiores. Solamente hay que mirar las especialidades que ofrecen, por ejemplo, la Fundación Jiménez Díaz y el Hospital Rey Juan Carlos, para comprobar que esto no es cierto.
Recordemos que actualmente un madrileño puede optar por elegir libremente en qué hospital quiere ser atendido, según lo estipulado en la la ley actual. Esta ley regula la libre elección tanto de médico de familia, pediatra y enfermero en la atención primaria, como como la del médico y hospital en la atención especializada, estando excluidas únicamente la atención domiciliaria y las urgencias.
Y no solo se pide el cambio de hospital debido a las listas de espera. Aunque sin duda sea la causa principal también hay otras, como el equipamiento tecnológico del nuevo centro elegido, el trato recibido o la efectividad de los tratamientos. Cabe destacar que el listado de menores listas de espera está encabezado por dos centros de gestión indirecta, como son el Hospital Universitario Infanta Elena y la Fundación Jiménez Díaz, con cifras muy inferiores a la media de todos los hospitales de la Comunidad de Madrid.
Como contraposición a todo lo relatado también podemos leer en prensa la noticia sobre la proposición no de ley presentada por el grupo Más Madrid, para su debate en la Asamblea de Madrid, que apostaba por poner punto y final al convenio que el Servicio Madrileño de Salud tiene a día de hoy suscrito con la Fundación Jiménez Díaz. La proposición también ponía en entredicho todo el funcionamiento actual del sistema de salud madrileño. Por suerte para los pacientes madrileños finalmente dicha proposición ha sido desestimada.
No está de más recordar que la situación actual, en la que conviven de forma satisfactoria cinco centros de gestión indirecta con el resto de los hospitales, de gestión pública, es la que ha propiciado la reducción de las listas de espera. Las cifras son mejores en los centros gestionados de firma indirecta y por eso los madrileños, ejerciendo su derecho a la elección de centro de atención especializada están optando por ellos para sucesivas consultas, tratamientos y operaciones.
El texto de la proposición no de ley ponía en solfa los convenios suscritos y la elección de centro por parte de los pacientes. Es muy curioso percatarse de que la propia proposición presentada por el grupo Más Madrid reconocía, dentro de los puntos de su argumentario, que la principal causa por la que los ciudadanos de la Comunidad de Madrid piden el cambio de Hospital, trasladándose en la mayoría de los casos a uno de los centros de gestión indirecta, es que en ellos las listas de espera son menores, sin entrar a profundizar en por qué, sin ver que la gestión es más racional y efectiva en dichos centros.
No acaban aquí las paradojas ya que la proposición también asumía que los hospitales de gestión indirecta son más recomendados por los pacientes, muestran unos mayores índices de satisfacción, lo que conlleva en una mayor fidelización de los usuarios. Por contra, algunos de los argumentos que ponían en contra de los convenios actuales son fácilmente rebatibles, como cuando señalaban que las carteras de los servicios de los hospitales de gestión indirectos son inferiores. Solamente hay que mirar las especialidades que ofrecen, por ejemplo, la Fundación Jiménez Díaz y el Hospital Rey Juan Carlos, para comprobar que esto no es cierto.
domingo, 29 de septiembre de 2019
Soluciones para las listas de espera
Esta semana, los medios destacaron una noticia cuanto menos reveladora para nuestra Sanidad. La espera quirúrgica media en la sanidad privada es de 30 días, un dato que contrasta tristemente con los más de 90 días que los pacientes aguardan para una operación en la sanidad pública. Los datos han sido extraídos del Estudio RESA 2019, impulsado por la Fundación IDIS y que, un año más, ha analizado los resultados de 325 centros privados y más de 200 centros de reproducción asistida.
Además de los datos, que deberían hacernos reflexionar sobre los puntos débiles del sistema público y su constante necesidad de mejora, llama la atención el apunte que el consejero de la Comunidad de Madrid, Enrique Ruiz Escudero, hizo durante la presentación del informe: «Sanidad pública y privada no son antagónicas, son complementarias». La colaboración, dijo el político, resulta imprescindible para el mantenimiento del sistema.
Si bien es cierto que nuestra sanidad pública ha sido siempre uno de nuestros grandes motores también lo es que, en los últimos años, la escasez de inversiones ha lastrado a un sistema que, tristemente, está dejando de ser envidiable. Si a esto añadimos que, para determinados sectores, combatir las sombras de la sanidad pública mediante la colaboración público-privada es una opción totalmente descartada, concluiremos que, con el paso de los años, nuestra sanidad corre el riesgo de degradarse todavía más.
Especial relevancia tienen también las recientes declaraciones del presidente del IDIS, Juan Abarca, haciendo hincapié en la necesidad de transparencia e información pública para medir los resultados sanitarios y mejorar el sistema de salud. Aunque podría parecer lógico que los responsables sanitarios deben llevar por bandera la transparencia, en los últimos meses venimos leyendo mucho sobre falta de rigor en las listas de espera y pacientes que afloran, de repente, en las cuentas de los ejecutivos autonómicos. Mucho se ha hablado, por ejemplo, de Andalucía, donde el Ejecutivo entrante tuvo que meter mano a las listas «falseadas» y recurrir a colaboraciones público-privadas para solucionar el problema.
Sin duda, informes como el Estudio RESA son realmente necesarios para que el ciudadano comprenda el alcance del problema. Una lista de espera de más de 90 días para una intervención quirúrgica es una absoluta barbaridad. Más lo es cuando nuestros responsables tienen en su mano la solución a través de colaboraciones con el sistema privado, que ha demostrado ser eficiente. No perdamos más el tiempo.
jueves, 12 de septiembre de 2019
Inversión para el tratamiento de pacientes con problemas mentales
Los datos conocidos esta semana sobre el suicidio en España son desalentadores. Según datos de 2017, es la principal causa de muerte externa, con 3569 fallecimientos. Ante esta cifra, el Gobierno busca desesperadamente una estrategia para frenar el incremento de suicidios en España aunque lo cierto es que, en el año que Luisa Carcedo lleva al frente de Sanidad no ha habido ninguna propuesta clara al respecto. Cabe recordar que nuestro sistema sanitario ha quedado anticuado en cuanto a protocolos y tratamiento psicológico y psiquiátrico de pacientes en riesgo. El constante freno a la inversión no ha hecho más que paralizar las políticas en este sentido y, por ello, nuestro país va a la zaga en cuanto a tratamiento de pacientes.
Está bien que, como dice esta información, el Ejecutivo quiera ahora ponerse las pilas buscando una estrategia para paliar la situación. Sin embargo, hay varias barreras a la hora de buscar soluciones efectivas. La primera es la de la inversión. Nuestra Sanidad Pública lleva ya mucho tiempo siendo la última de la lista en los Presupuestos Generales del Estado y, con los problemas actuales en cuanto a listas de espera, saturación de médicos y hospitales deficientes, no sabemos cuánto dinero destinará el previsible Gobierno de Pedro Sánchez a una estrategia contra el suicidio. Parece que, ahora que vamos de camino a unas nuevas elecciones, el Ejecutivo prefiere lanzar proclamas sobre todo lo que pretende arreglar aunque luego todo quede en el tintero.
Es lamentable que nuestros centros de salud no cuenten con un gabinete psicológico y psiquiátrico a pleno rendimiento. ¿Ha intentado usted ir al psiquiatra en la sanidad pública? ¿Para cuándo le dieron cita? No son pocos los pacientes que acuden a su centro de salud con crisis de ansiedad y reciben una mera receta y su baja médica. No es culpa de los doctores, faltaría más, sino de su falta de medios. Las especialidades importantes brillan por su ausencia en los centros de salud. Está claro que para abordar una estrategia contra el suicidio necesitamos fondos. Fondos para invertir en profesionales, en consultas, en implementar medidas que ayuden a los pacientes a ver la vida con otra perspectiva. Pero los fondos, por el momento, no llegan. Seguimos con las consultas saturadas, con los médicos que dedican 5 minutos por paciente, con instalaciones arcaicas en algunos hospitales… Lo que de verdad hace falta es una buena política inversora que ponga sobre la mesa que la Sanidad es el pilar fundamental de un Estado de Bienestar y que el Gobierno actúe en consecuencia.
Para colmo, la última propuesta del PSOE a Podemos pretende eliminar todos los conciertos público-privados y, con ello, saturar todavía más los centros de salud público por la llegada de nuevos pacientes. Si nuestro presidente en funciones no tiene altura de miras y no es capaz de entender que el sistema flaquea y que, por ello, debe hacer eso de todos los mecanismos a su alcance, como la colaboración público-privada, mal futuro nos espera. Seguirán las huelgas de doctores indignados, las listas de espera para consultas y operaciones y la falta de avances. Esperemos que recapaciten.
jueves, 29 de agosto de 2019
Soluciones urgentes para el drama de las listas de espera
Las listas de espera son un problema acuciante en la Sanidad Española. Con frecuencia, la demora en la atención a los pacientes ocupa titulares de prensa y quejas en las redes sociales, y no sin motivo. Acudir a un especialista es una tarea harto compleja en nuestro sistema sanitario y la demora quirúrgica mantiene a muchos ciudadanos hastiados y con la incertidumbre de saber cuándo podrán ser operados de sus dolencias.
A propósito de su toma de posesión, la presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso, afirmó en varias entrevistas que la Sanidad sería una de sus prioridades. Tomando, quizás, como referencia el modelo andaluz, donde el actual consejero ha reducido significativamente la espera, Ayuso ha prometido que sus únicos recortes en el sector sanitario afectarán a las demoras y serán en beneficio del ciudadano. Si esto se cumple, el modelo madrileño continuará siendo una referencia a tener en cuenta por otras regiones que deben tomar nota de cómo nuestros líderes políticos tienen la responsabilidad de aprovechar todos los mecanismos a su alcance para mejorar la situación.
En lo que se refiere a las listas de espera en Madrid, los últimos datos muestran que, como no podía ser de otra forma, hay margen de mejora en cuanto al tiempo de demora. De sobra es conocido el éxito de hospitales de colaboración público-privada, como la Fundación Jiménez Díaz, que lleva tiempo liderando el ranking de hospitales con menor lista de espera quirúrgica en Madrid. Mientras numerosos hospitales regionales de gestión pública acumulan tiempo de espera, el centro hospitalario de gestión compartida es alabado por reducir sus cifras.
En julio fueron 70.905 pacientes los que engrosaron las listas de espera quirúrgicas, una cifra que se incrementa cada verano en la Comunidad de Madrid. El pasado año, mientras la etapa estival incrementó la espera quirúrgica en la región, hospitales de gestión privada de la red madrileña reducían sus listas mientras la demora para intervenciones seguía aumentando en la sanidad pública.
También ha aumentado este verano, a tenor de los datos, la lista de espera para pruebas diagnósticas así como los que esperan para consultas externas.
De entre los hospitales de alta complejidad, la Fundación Jiménez Díaz es uno de los más eficientes tal y como demuestran las últimas clasificaciones. Si hacemos una rápida búsqueda en el centro hospitalario veremos, por especialidades, como la demora para operar no llega a los 30 días en ninguno de los casos:
En nuestra región, según los datos mostrados en la primera tabla que hace referencia a los hospitales públicos, más de 7.000 personas esperan entre 90 y 180 días para ser operadas; más de 58.000 aguardan más de 90 días para pruebas diagnósticas y hay más de 147.000 pacientes a la espera de una primera consulta durante más de tres meses. ¿Es esto un sistema envidiable?
El SNS debe reforzar sus colaboraciones y acudir a mecanismos que ya han demostrado ser exitosos para ayudar a aquellos pacientes que aguardan con ansia una operación o una primera consulta. Habrá que estar pendiente a las medidas de Ayuso y comprobar si, como dice, realmente comienza atajando esta lacra en nuestro sistema sanitario que los pacientes no deben soportar un minuto más.
viernes, 16 de agosto de 2019
Año y medio para recibir un diagnóstico
El pasado fin de semana la edición valenciana de el diario El Mundo daba una noticia cuyo titular era imposible no comentar: «Cita con el neurólogo en la sanidad pública: pásese en año y medio». Tras haber solicitado una consulta el pasado 3 de julio, un paciente de Vinarós ha sido citado el 4 de noviembre de 2020. Las listas de espera son, sin duda, una de las peores enfermedades de cuantas hoy tiene nuestra preciada sanidad pública. A la cabeza unos años atrás, el sistema en otro tiempo puntero no para de llenar titulares debido a su retraso en la citación de pacientes y a las condiciones laborales de los facultativos. Desde que comenzó el verano, sin ir más lejos, se cuentan por decenas los titulares en prensa que hablan de la falta de camas en las urgencias de cada ciudad española.
El caso que pone de manifiesto El Mundo habla de un paciente que tendrá que esperar un año y cinco meses para conocer el motivo de su dolencia. Definitivamente, no se puede alardear de la Sanidad Pública cuando tenemos pacientes relegados a la última fila y pensando en cuáles son las causas de su malestar hasta que el sistema se decida a tratarles. Como dice la noticia del periódico nacional, el argumento esgrimido por el centro hospitalario de Castellón para semejante lista de espera es la “falta de personal y la saturación de los servicios que, según la dirección, trabajan por encima de sus posibilidades”.
Las especialidades con mayor lista de espera, reza el artículo, son Neurocirugía, Cirugía Pediátrica, Cirugía Torácica, Cirugía Plástica, Traumatología, Cirugía Maxilofacial, Cirugía Vascular, Urología, Otorrinolaringología, Ginecología, Cirugía General y Oftalmología.
Otro de los problemas que quizá pasa desapercibido para el ciudadano es la dificultad de conocer la realidad de las listas de espera. Además de las personas que esperan para ser operadas existen cientos más que todavía no han visto por vez primera al especialista. Estas personas, al no haber recibido el diagnóstico, no entran en las listas de espera publicadas por cada región, por lo que los datos en este sentido no son siempre los que se nos muestran.
Precisamente en la Comunidad Valenciana la entonces consellera, Carmen Montón, aseguró que acabaría con todos los conciertos público-privados para devolver la sanidad a lo público. La decisión, muy bonita en el discurso, no ha tenido el efecto deseado para ninguna de las partes. La reversión del Hospital de Alzira, que obedeció a una decisión más política que social, ha tenido un efecto del todo negativo para los pacientes que, a fin de cuentas, son los únicos que importan en la Sanidad Pública.
El centro hospitalario ha aumentado sustancialmente las reclamaciones recibidas y los profesionales han hecho algo nunca visto en el hospital: manifestarse para reivindicar mejores condiciones. La Administración, que se gastó una millonada en despidos improcedentes tras la reversión, no tuvo en cuenta las necesidades reales del ciudadano a quien, a fin de cuentas, tan solo le importa recibir un buen diagnóstico y en un periodo de tiempo aceptable.
A pesar de las demoras y los malos datos, el caso Alzira sigue siendo vendido como un éxito por aquellos que se empeñan en defenestrar los convenios a toda costa. Convenios que habría que recordar existen con el único objetivo de implementar el SNS y mejorar la calidad de atención al paciente. Puede que, cuando aquellos que defienden este tipo de decisiones se percaten de cómo han contribuido a llevar a la ruina a un modelo puntero, sea ya demasiado tarde.
El caso que pone de manifiesto El Mundo habla de un paciente que tendrá que esperar un año y cinco meses para conocer el motivo de su dolencia. Definitivamente, no se puede alardear de la Sanidad Pública cuando tenemos pacientes relegados a la última fila y pensando en cuáles son las causas de su malestar hasta que el sistema se decida a tratarles. Como dice la noticia del periódico nacional, el argumento esgrimido por el centro hospitalario de Castellón para semejante lista de espera es la “falta de personal y la saturación de los servicios que, según la dirección, trabajan por encima de sus posibilidades”.
Las especialidades con mayor lista de espera, reza el artículo, son Neurocirugía, Cirugía Pediátrica, Cirugía Torácica, Cirugía Plástica, Traumatología, Cirugía Maxilofacial, Cirugía Vascular, Urología, Otorrinolaringología, Ginecología, Cirugía General y Oftalmología.
Otro de los problemas que quizá pasa desapercibido para el ciudadano es la dificultad de conocer la realidad de las listas de espera. Además de las personas que esperan para ser operadas existen cientos más que todavía no han visto por vez primera al especialista. Estas personas, al no haber recibido el diagnóstico, no entran en las listas de espera publicadas por cada región, por lo que los datos en este sentido no son siempre los que se nos muestran.
Precisamente en la Comunidad Valenciana la entonces consellera, Carmen Montón, aseguró que acabaría con todos los conciertos público-privados para devolver la sanidad a lo público. La decisión, muy bonita en el discurso, no ha tenido el efecto deseado para ninguna de las partes. La reversión del Hospital de Alzira, que obedeció a una decisión más política que social, ha tenido un efecto del todo negativo para los pacientes que, a fin de cuentas, son los únicos que importan en la Sanidad Pública.
El centro hospitalario ha aumentado sustancialmente las reclamaciones recibidas y los profesionales han hecho algo nunca visto en el hospital: manifestarse para reivindicar mejores condiciones. La Administración, que se gastó una millonada en despidos improcedentes tras la reversión, no tuvo en cuenta las necesidades reales del ciudadano a quien, a fin de cuentas, tan solo le importa recibir un buen diagnóstico y en un periodo de tiempo aceptable.
A pesar de las demoras y los malos datos, el caso Alzira sigue siendo vendido como un éxito por aquellos que se empeñan en defenestrar los convenios a toda costa. Convenios que habría que recordar existen con el único objetivo de implementar el SNS y mejorar la calidad de atención al paciente. Puede que, cuando aquellos que defienden este tipo de decisiones se percaten de cómo han contribuido a llevar a la ruina a un modelo puntero, sea ya demasiado tarde.
lunes, 29 de julio de 2019
Una solución coherente al drama de las listas de espera
Esta semana llegó a los medios un análisis que destaca que la Fundación Jiménez Díaz es el centro preferente de los madrileños. No es la primera vez que el hospital aparece en los primeros puestos en las clasificaciones de centros punteros pues, a decir verdad, es todo un ejemplo de cómo la colaboración efectiva entre el modelo público y privado puede dar lugar a acuerdos beneficiosos para el ciudadano. Madrid, como bien pone de relieve este artículo, es una de las regiones que proporciona al ciudadano el derecho a escoger su centro sanitario de referencia.
De las 130.783 solicitudes de centro de referencia que se llevaron a cabo en la Comunidad de Madrid en 2017, un 42% se dirigieron a la Fundación Jiménez Díaz. Resulta cuanto menos interesante la tabla clasificatoria que muestra cómo, de entre los centros de alta complejidad, el Hospital de La Paz es el que mayor pérdida de pacientes registra. Los problemas del centro en los últimos años, cuyo servicio de urgencias ha sido denunciado por médicos y por pacientes por el penoso trato al ciudadano y la falta evidente de camas, han lastrado la imagen de la que un día fuera punta de lanza de la sanidad madrileña.
Es más que probable que el principal motivo que ha llevado a los ciudadanos madrileños a escoger la Fundación Jiménez Díaz como hospital de referencia sea su demora mínima en las listas de espera. El que, a todas luces, es hoy el mayor problema de la sanidad, se ve reducido en el centro de colaboración público-privada, donde la demora media quirúrgica es de 11,78 días, 50 días menos que la media en Madrid.
En el panorama actual, en el que la falta de acuerdo entre los políticos para formar Gobierno amenaza con retrasar las necesarias medidas que requiere el sector sanitario, los ciudadanos requieren de soluciones, propuestas concretas y del día a día que, más allá del discurso de estrado, aporten mecanismos al paciente para solucionar sus problemas. Son urgentes medidas en la Atención Primaria que acaben con el colapso en los centros y las listas de espera, así como decisiones que alivien la presión de nuestros doctores, saturados por la carga de trabajo.
La colaboración público-privada, tan denostada por algunos políticos, es a día de hoy una solución firme problemas a los que, por lo menos de momento, nuestros representantes no están dedicando el tiempo suficiente. Los pocos minutos dedicados a la Sanidad durante el debate de investidura celebrado esta semana no hacen más que demostrar que el sistema está, de momento, lejos de poner freno a sus principales males. Esperemos que esto cambie.
domingo, 14 de julio de 2019
Soluciones para la sanidad pública
Esta semana hemos conocido una encuesta postelectoral del CIS que revela la escasa presencia de la Sanidad en la campaña electoral en las elecciones generales. Los ciudadanos, tal y como revelan los datos, se han percatado de que los políticos decidieron pasar de puntillas por el tema sanitario y, si bien el debate político e ideológico ocupó titulares y largos tiempos en los debates y entrevistas, las soluciones sanitarias fueron escasas, por no decir imperceptibles. Resulta paradójico que nuestra Sanidad, que adolece de determinados problemas a los que hay que poner solución más pronto que tarde, sea una de las grandes preocupaciones del ciudadano pero no de los políticos.
En los debates electorales previos a las generales y autonómicas se echaron de menos propuestas sanitarias claras y que resuelvan, de una vez por todas, cuestiones básicas y que nos afectan cada día. La falta de camas en los hospitales españoles, una constante en la etapa estival, va camino de ser un problema continuo también este verano. La falta de investigación, asimismo, es un tema peligroso, sobre todo cuando los estudios hablan del envejecimiento de la población y la cronicidad de las enfermedades como uno de los grandes problemas para nuestra Sanidad en pocos años.
Esta semana Luis Mayero, consejero de Asisa Lavinia, concedía una entrevista al Diario ABC cuyo titular decía que la sanidad privada tiene un estigma entre los políticos. El presidente de IDIS destaca que hay quien desprecia su sector cuando, en realidad, un tercio del gasto sanitario corresponde a la sanidad privada. Interesante sin duda una frase en la que Mayero habla de las críticas gratuitas al sector privado y recuerda que la finalidad de la sanidad, sea pública o privada, es la de curar al paciente.
Hace ya bastante tiempo que nuestros políticos, sean del signo que sean, optan por no hablar de la sanidad privada debido a su impopularidad. Su estigma nos hace olvidar cómo, a día de hoy, solo la colaboración público-privada puede ayudar a mejorar un sistema cuyos males parecen no estar importando a nuestros políticos. Si nuestros representantes en el parlamento no invierten tiempo en solucionar los problemas, ¿invertirán el dinero necesario para ellos? Los profesionales sanitarios reivindican a diario mejoras para los profesionales y para los pacientes. Son, sin duda, temas básicos en los que hay que comenzar invirtiendo: estudios, instalaciones, camas, estabilidad de los profesionales… Parece que todo esto se olvida en la clase política a tenor de las últimas encuestas.
El IDIS, recuerda la entrevista en ABC, ofreció a nuestra sanidad pública un plan para acabar con las listas de espera. Se planteó, dice el artículo, poner a cero las cifras invirtiendo 1.500 millones de euros. «La idea era que algunos de nuestros hospitales dejaran quirófanos para hacer tres cirugías diarias y en tres meses poder alcanzar nuestro objetivo para las especialidades con más demora». El plan, como ya sabemos, no se puso en marcha. «No somos ingenuos, la sanidad privada tiene un estigma en la sociedad, sobre todo en los políticos. No se dan cuenta de que somos necesarios. La sanidad privada puede ayudar a la sostenibilidad de la pública», recuerda.
Es una pena, sin lugar a dudas, que a nuestros políticos les preocupe más el estigma que el término “privada” tiene en el ciudadano que las soluciones que el sector puede aportar. Terminar con las listas de espera es a día de hoy una auténtica quimera, un drama humano que millones de pacientes sufren a diario sin recibir soluciones. No parece, a tenor de las escasas propuestas sanitarias planteadas en campaña, que la solución esté en el corto plazo. Recurrir a aquellos que pueden aliviar la situación sería,a todas luces, una solución inteligente. ¿No es el ciudadano lo primero para los políticos? ¿Dónde están, entonces, las soluciones?
La sanidad pública española ha sido siempre envidiable. Nuestros profesionales, ya lo revelaba un reportaje emitido en Cuatro hace una semana, son requeridos en el extranjero debido a su gran formación y evolución constante. Tenemos motivos de sobra para estar orgullosos de un sistema que ha costado mucho esfuerzo levantar y convertirlo en un ejemplo. No dejemos que esto cambie. No permitamos que nuestra sanidad pierda puestos en las clasificaciones y deje de ser una referencia. Ayudémonos de quien nos tiende la mano para revertir esta situación y que nuestro país vuelva a estar a la vanguardia.
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